Venía de una arenga frente a productores entrerrianos, en la capital provincial, contra el aumento del Inmobiliario Rural. La suba del tributo fue suspendida, pero el temperamental dirigente de Federación Agraria Alfredo De Angeli casi no pudo paladear el triunfo: a poco de despegar, la avioneta de cuatro plazas con la que iba a viajar hasta Río Cuarto se precipitó a tierra a raíz de un desperfecto en el motor. La caída desde 150 metros dejó con golpes al dirigente y a los otros ocupantes, que anoche permanecían en observación en el Instituto Modelo de la capital entrerriana. Finalmente, que no haya habido consecuencias más drásticas es quizás un milagro mayor al de la reñida votación contra la 125 que definió el angustiado Julio Cobos.

El episodio se conoció de inmediato y estimuló no sólo el interés de la prensa sino de algunas figuras políticas, entre ellas la del ex gobernador Jorge Busti, que se acercó al sanatorio para interesarse por la salud de De Angeli. Bien, aunque algo excitado por la conmovedora experiencia, fue la síntesis médica. El golpe en la frente y las contusiones en espalda y cabeza eran los únicos indicios del impacto en la anatomía del dirigente, que debió someterse a un chequeo para constatar que no tuviera lesiones internas, un procedimiento de rutina en estos casos.

Nadie puede dudar de que el titular de la Federación Agraria de Entre Ríos fue sometido en las últimas horas a un estrés casi tan severo como el que lo aquejó en los días del conflicto por la suba de retenciones. Poco antes de que el avión se precipitara a tierra, los ruralistas que reclamaban contra el incremento del Inmobiliario tuvieron un cruce con un grupo de presuntos militantes oficialistas que apoyaban al gobernador Sergio Uribarri: una supuesta pirotecnia lanzada por éstos lesionó el rostro de un manifestante del campo, lo que llevó la situación al punto de una gresca generalizada. Este choque se evitó y el aumento del tributo provincial quedó postergado por treinta días, lapso que la provincia utilizará para dialogar con los representantes de la Mesa de Enlace.

Este cuerpo colegiado está intentando reabrir el diálogo con el gobierno nacional, pero su aspiración es llegar a sentarse con Cristina Fernández de Kirchner, con quien no tuvieron ningún contacto desde el conflicto que clausuró la votación de Cobos contra el proyecto que avalaba la Resolución 125 y la imposición de retenciones móviles. “Pedimos hablar con la Presidenta porque no se puede hablar con nadie en el Poder Ejecutivo, nos están esquivando”, se quejó ayer el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi.

Ese reclamo, a tono con los que formuló De Angeli antes de su accidente, tuvo lugar un día después de que los representantes de la Mesa estuvieran reunidos con los diputados oficialistas, en un intento por recomenzar las negociaciones sobre una serie de puntos de su interés, incluyendo el de las retenciones. “El campo está mucho peor que en el momento de la imposición de las retenciones móviles”, se había quejado un día antes Mario Llambías, de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

Sobre este urticante punto, los dirigentes del agro insisten en que es necesario modificar el esquema de retenciones, de modo tal que se atenúe el impacto sobre los productores más chicos. De algún modo, lo que proponía el proyecto de ley que avalaba la 125 después de las modificaciones que le introdujo el Congreso a instancias del oficialismo. Esa iniciativa, finalmente abortada por la negativa del Senado, planteaba compensar a los productores de menor envergadura con un reintegro, algo que en ese momento no terminó de convencer a los hombres de campo.

Pero la agenda agropecuaria es mucho más extensa e incluye puntos como la recomposición de precios para la lechería o para la carne. A estas cuestiones se sumó el pedido de compensaciones por las pérdidas que muchas zonas tienen que afrontar debido a la prolongada sequía.