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Los salarios de noviembre de 2008 mostraron un crecimiento del 0,73 por ciento respecto de octubre del mismo año. El sector privado formal tuvo un incremento del 0,97 por ciento, los no registrados un aumento del 0,91 por ciento, mientras que el sector público no mostró variación. La fluctuación de octubre en relación con septiembre había sido del 1,57 por ciento. Según los datos difundidos por el Indec, los salarios tuvieron un aumento acumulado en los últimos doce meses calculados del 22,9 por ciento.

El Indice de Salarios del Indec se realiza tomando en cuenta tres áreas: el sector privado registrado, el privado no registrado y el público. Según el organismo oficial, la ponderación en el índice general de estos tres sectores fue de 50,16 por ciento, 19,93 por ciento y 29,91 por ciento.

Las mejoras de los sectores no registrados estuvieron influidas por el mayor nivel de ocupación en los rangos de operarios menos calificados, pero también por la elevación de los pisos salariales para compensar los retrasos en años anteriores.

La estimación del Indec calcula la evolución de los salarios pagados en la economía, aislando al indicador de variaciones relacionadas con conceptos tales como cantidad de horas trabajadas, ausentismo, premios por productividad. Por eso, en el informe que se difundirá en febrero no se dará cuenta del aumento de 200 pesos para los trabajadores que cobran el sueldo mínimo, por ser un pago extraordinario y por única vez.

La importante recuperación observada en los niveles salariales con respecto a períodos anteriores (que crecieron por encima del aumento de precios, según los datos oficiales) podría empezar a amesetarse en los próximos meses. La discusión en paritarias entre los gremios y el sector empresario tendrá la particularidad este año de ser el primero que tiene al kirchnerismo en un período de crisis económica.

Desde algunos sectores gremiales ya anticiparon que este año los reclamos salariales serán más moderados que en 2008, cuando se tomó una pauta general del 19 por ciento.

Frente a esta situación compleja –como producto de la crisis económica–, el Ministerio de Trabajo agudizó sus controles para evitar los despidos en masa, especialmente en el sector automotor. El caso emblemático fue la negociación de Smata con General Motors, donde se llegó a un acuerdo de no echar a nadie hasta el 1º de julio para todo el personal eventual y hasta el 31 de diciembre de este año para los empleados permanentes.