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–¿Le alcanzará el descanso de verano para afrontar el trajín de un año electoral?

–No creo que me alcance con sólo una semana que me tomé. Va a ser un año duro por lo que se viene en lo económico y social. El Gobierno debe tomar medidas para afrontar la crisis internacional porque las que ha tomado hasta ahora no van a solucionar los niveles de pobreza e indigencia del país; al contrario, van a crecer si no hay medidas en esa dirección. Va a ser un año de mucho debate político en medio de un panorama económico complicado.

–¿Cómo imagina el año parlamentario en medio de la campaña electoral?

–Los antecedentes indican que en un año electoral el Parlamento queda relegado. Pero la situación económica seguramente obligará al Gobierno a tomar una bateria de medidas para afrontarla, y esas medidas deberán pasar por el Congreso. En ese sentido va a ser un año parlamentario atípico.

–¿Dejó de pensar que el Congreso es una escribanía?

–No, creo que no. Después del debate que se dio desde la 125, la sociedad empezó a mirar de otra manera el trabajo legislativo y hasta se volcó sobre el Congreso, como en los casos de la movilidad jubilatoria, las AFJP y Aerolíneas, pero el Parlamento no respondió a las expectativas. A pesar de que en algunas de esas medidas el kirchnerismo logró sumar aliados, en la mayoría de ellas sólo tuvo el respaldo del bloque oficialista y a veces ni siquiera completo. En lugar de buscar consensos, el Gobierno se recuesta sobre su núcleo más duro y se aísla. Es parte de la cultura de los Kirchner.

–¿Cómo va a ser la alianza electoral que propone la Coalición Cívica para revertir esa situación que critican?

–En lo parlamentario, que para mí es lo central, seguiremos trabajando junto a los bloques opositores para parar el avance hegemónico del oficialismo. En lo electoral, a los K les va a ir muy mal en 2009 y nosotros tenemos que poner todo el esfuerzo para construir una alternativa en 2009 de cara al 2011. Una alternativa al agotado modelo kirchnerista.

–¿Con quiénes van a construir esa alternativa?

–Con aquellos sectores con los que hemos coincidido en principios y valores. Tiene que ser una propuesta plural, amplia y con conclusiones programáticas. Lo hemos hecho con el socialismo, con la UCR, creo que va a ser en esa línea.

–Sin embargo, la propuesta de Elisa Carrió de incluir a Mauricio Macri en un acuerdo electoral a nivel nacional provocó reacciones adversas en la UCR, el PS y hasta en el propio macrismo.

–En el ámbito parlamentario hemos venido trabajando más allá de las diferencias. La construcción electoral tiene que tener una visión común de país y una propuesta de diez o quince políticas centrales para implementar un programa. Con el macrismo eso es mucho más difícil, no lo vislumbro, tenemos visiones diferentes sobre el país. Aunque coincidimos en muchas cosas en el trabajo parlamentario.

–¿Por qué cree que Carrió incluyó entonces al macrismo en esa posible alianza electoral?

–De verdad, no lo sé. Considero que en el contexto de construir una alternativa al oficialismo, una dirigente como ella tiene que mostrar su vocación de dialogar con todos, aun con aquellos que no pensamos de la misma forma, para que ese diálogo pueda producirse. No se puede hacer algo diferente con la misma política kirchnerista de sometimiento e imposición.

–Antes para Carrió el límite era Macri, ¿ahora cuál es el límite?

–Los principios y valores son el límite, para no personalizar.

–¿Eduardo Duhalde y Julio Cobos pueden integrar esa alianza electoral?

–No. Insisto: con los que hemos trabajado todo este tiempo. Duhalde no es un dirigente con el que hemos coincidido.

–¿Cobos?

–Por ahora tampoco.