Miércoles, 11 de noviembre de 2009 | Hoy
ECONOMíA › INVESTIGACIóN PRESENTADA EN LAS JORNADAS DE LA UNGS
La vinculación automática entre crecimiento industrial e incrementos sustantivos y sostenibles en el nivel de empleo y salarios dejó de darse en el actual modo de desarrollo industrial. De esta forma, el discurso proindustria deja a veces de lado una porción del problema, relativo al tipo de desarrollo que se pretende. Esto es estudiado por Juan E. Santarcángelo y Germán Pinazo, investigadores de la Universidad de General Sarmiento (UNGS), que tomaron el caso del sector automotor. Presentaron su trabajo en las IIIº Jornadas de Economía Política que organiza aquella universidad. Estos encuentros, donde debaten importantes economistas heterodoxos, continuarán durante el día de hoy, donde el cierre está a cargo del prestigioso economista paquistaní Anwar Shaikh.
El trabajo denominado “El empleo industrial en el largo plazo, una mirada desde el sector automotriz” analiza al sector desde mediados de siglo pasado, cuando bajo la presidencia de Frondizi recibió un fuerte impulso en base a la entrada de capital externo. Mediante un esquema de incentivos donde la producción tenía un fuerte componente de integración nacional, el sector traccionaba el crecimiento general. Además, la orientación mercado internista requería de un salario relativamente alto, al igual que el nivel de empleo, como una condición para la expansión normal del capital.
La investigación destaca que “ese esquema fue factible en la medida en que la lógica productiva y de valorización del capital extranjero que lideró ese proceso fue complementaria con ciertos intereses de la burguesía nacional y del sector asalariado”, el llamado Estado de Bienestar. Sucede que buena parte del arco progresista continúa pensando al desarrollo industrial como portador de estas características, cuando en realidad el modelo neoliberal modificó esas condiciones.
Con el impulso inicial de la última dictadura, comenzó un proceso de apertura y desregulación, donde la integración nacional del sector cayó sensiblemente. A la vez, las multinacionales automotrices intensificaron la internacionalización del proceso productivo. Para la Argentina, ambas cosas determinaron la aparición de Brasil como socio ineludible, que marcó la disociación entre el nivel de actividad de la industria terminal local y del sector autopartista, en detrimento del último, ahora relegado por la competencia del socio regional. Además, se profundizó en forma espectacular la orientación exportadora.
“Si antes la producción integrada y el mercado interno como su destino final hacían pensar en la posibilidad de una relación virtuosa entre el nivel de actividad, empleo y el salarios, la reorientación hacia el mercado externo, junto a la desarticulación entre el segmento terminal y autopartista, modifican sustancialmente la cuestión”, explican los investigadores. Las terminales multinacionales pasaron a realizar actividades de ensamble y exportación a partir del aprovechamiento de los bajos salarios de la mano de obra calificada. Según los datos de los especialistas, a pesar de poseer similares niveles de productividad, el salario por hora en la Argentina es un quinto del de Estados Unidos.
Los investigadores critican la transferencia de recursos a las terminales como única política de estímulo y fuera de un programa nacional de desarrollo del sector.
Informe: Javier Lewkowicz.
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