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La discusión sobre el proyecto de ley que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo se frustró ayer. O mejor dicho, se postergó. El plan original era conseguir un dictamen en las comisiones de Legislación General y de Familia, Mujer y Minoridad en la Cámara de Diputados, pero de los 62 miembros que debían asistir a la reunión, sólo 17 lo hicieron. “Sabemos que hubo razones políticas para no dar quórum”, dijo a este diario una de las diputadas que impulsa el proyecto, la socialista Silvia Augsburger. “En España se trató cinco veces en comisión antes de dar el dictamen, estas cosas no se ganan la primera vez”, agregó la otra autora de la iniciativa, Vilma Ibarra, de Encuentro Popular y Social, quien preside Legislación General y propuso una reunión para la próxima semana “sólo si los demás se comprometen a participar”.

Lo más preocupante –coincidieron ambas diputadas– fue la ausencia de varios colegas que militan en las filas kirchneristas o radicales y habían firmado el proyecto y están dispuestos a aprobar el dictamen. “La discusión ya está agotada, ya se escucharon todos los argumentos, a favor y en contra, así que pedimos a los partidos que fijen posición o que den libertad de acción para que el tema no se pierda”, dijo Augsburger.

Durante una hora y media, los diputados presentes de Coalición Cívica, el socialismo y el bloque Solidaridad e Igualdad esperaron que más diputados se acercaran a la sala principal del segundo piso del edificio Anexo del Congreso. Y no pasó nada. No aparecieron diputados radicales ni del PRO ni del FpV, excepto los kirchneristas Juliana Di Tullio, titular de la Comisión de Familia, y Esteban Morgado, quien no sumó quórum porque no integra ninguna de las comisiones. Fuentes de la UCR aclararon a Página/12 que se ausentaron porque sabían que el kirchnerismo no iba a dar quórum y estipularon que ir “era una pérdida de tiempo”.

Los motivos por los que la bancada kirchnerista no acudió al debate siguen siendo un misterio. Algunos operadores políticos atribuyeron la ausencia al inminente viaje de la presidente Cristina Fernández al Vaticano, otros a una suerte de posiciones enfrentadas dentro del bloque o que restaron importancia al tema dentro de la agenda legislativa ante el debate por la reforma política, por ejemplo, o la ley de emergencia económica.

Antes de levantar la reunión, Vilma Ibarra pidió a los restantes legisladores que “vengan a debatir”. “Se trata de derechos humanos y de la búsqueda de igualdad ante la ley civil; las cosas se definen por decisiones mayoritarias y queremos construir esas mayorías, pero para eso debe haber discusión”, expresó Ibarra. La otra autora, Augsburger, aseguró que hay consenso en la sociedad: “Estamos hablando de cosas de la vida cotidiana de las personas, no hace falta dar más vueltas”.

El proyecto propone modificar el artículo 172 del Código Civil para sustituir la frase “hombre y mujer” por el término “contrayentes”: esto permitiría el matrimonio entre parejas del mismo sexo, quienes podrían compartir la obra social, cobrar pensión por viudez e incluso heredar. Es decir, dejarían de ser, como suelen decir los y las militante por la diversidad sexual, “ciudadanos de segunda” ante el Estado.

Marcela Rodríguez, de la Coalición Cívica, advirtió que si el Congreso no avanza con la legislación, “será la Corte Suprema la que cubra ese vacío y eso hará que no se hable bien de nosotros, los diputados”. En el mismo sentido, la presidenta de la Federación de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, María Rachid, enumeró: “Hay consenso social y creemos que hay consenso político, quizá sea necesario que la Justicia se expida sobre los casos que hemos presentado para convencer a los legisladores de la inconstitucionalidad de la interpretación que actualmente se le da al Código Civil. Confiamos en que la Justicia tenga más coraje que el Poder Legislativo a la hora de enfrentar a las jerarquías eclesiásticas”.