ECONOMíA › FIJAN DUROS CONDICIONAMIENTOS PARA LA FUSION DE QUILMES CON BRAHMA
Era demasiada cerveza para uno solo
El Ministerio de la Producción fijó duras condiciones para la fusión de las cerveceras Quilmes y Brahma. Según la resolución, la firma fusionada deberá vender dos plantas, desprenderse de la casi totalidad de sus marcas y prestar por siete años sus redes de distribución a un “nuevo competidor internacional”. Cumplir con estos requisitos significará de hecho neutralizar el intento de crear una firma que controle más del 80 por ciento del mercado.
La decisión de la Secretaría de Defensa de la Competencia, que depende del citado ministerio, tiene por objeto “generar un nuevo competidor internacional capaz de reemplazar la función que cumplía Brahma –antes de su concentración con Quilmes– en su carácter de reguladora de precios del mercado interno”.
El 2 de mayo del año pasado, Quinsa (controlante de Quilmes) anunció la venta del 37,5 por ciento de su capital accionario a AmBev (controlante de Brahma) en 346 millones de dólares, de manera de conformar una poderosa empresa cervecera con el control del 82 por ciento del mercado nacional.
La operación fue duramente cuestionada por la holandesa Heineken (también socia de Quilmes en un 15 por ciento) y por la alemana Isenbeck, por lo que el conflicto de intereses llegó a la Justicia y demoró en casi cinco meses la resolución gubernamental conocida ayer.
Las condiciones fijadas por Defensa de la Competencia, que deberán cumplirse en un plazo de 12 meses, obligan a la firma fusionada a desprenderse –a manos de un competidor extranjero– la planta de Luján con la que Brahma pagó a Quilmes parte de la operación, lo que según fuentes del sector desvirtuaría el sentido de la asociación. Esta planta produce 2 millones de hectolitros anuales equivalentes al 10 por ciento del consumo local. También a un tercer competidor del exterior deberán vender la planta de Bieckert en la localidad bonaerense de Llavallol o, en su defecto, entregarla en concesión por un lapso mínimo de 10 años. Además, las dos empresas deberán desprenderse de las marcas Bieckert, Palermo y/o Imperial y, a opción del competidor entrante, Norte.
Asimismo deberán permitir que el nuevo competidor tenga acceso sin limitaciones a todas las redes de distribución propias. El objeto de esta medida es asegurar al actor entrante un plazo prudencial para invertir en una red comercial propia.
Según Defensa de la Competencia, tanto Quilmes como Brahma “no podrán forzar ni inducir de forma alguna a sus clientes a comprar, juntamente con las cervezas por ellas fabricadas o comercializadas, otros productos que, directa o indirectamente, produzcan y/o comercialicen, impidiendo de esta manera lo que se conoce como venta atada”.
Por último, Quilmes y Brahma quedan obligadas a producir, a pedido del nuevo actor, en caso de que lo requiera, una cantidad de cerveza equivalente al promedio de la producción de los últimos dos años de las marcas que se transfieran más un 20 por ciento. La marcha de los compromisos serán monitoreados por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia en los primeros cinco días de cada mes, para lo cual las empresas deberán presentar un “exhaustivo informe”.
Mientras tanto, el próximo viernes se conocerá el fallo del tribunal de la Cámara de Comercio Internacional de París por la presentación contra la fusión que Heineken realizó en ese ámbito. Hoy, tanto Quinsa como AmBev informarán a las Bolsas europeas, San Pablo y Buenos Aires sobre el contenido de las exigencias impuestas.