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Después de tres jornadas, el dólar volvió a bajar. En total cedió tres centavos, a 3,31 pesos para la compra y 3,36 para la venta en el mercado minorista. En el mayorista, la caída fue de 3,37 a 3,35 pesos. La baja pudo ser más profunda si no hubiese sido por la actitud compradora del Banco Central, que ayer embolsó 28,1 millones de dólares.
En el Banco Central explicaron que la caída del dólar se debió a la escasa demanda de divisas, de apenas 4 millones. La liquidación en la ventanilla del BC resultó de 32 millones. A pesar de la fundamentación técnica, ayer había preocupación entre los funcionarios. No hay que olvidar que el Central levantó varias restricciones a los controles cambiarios hace tan sólo una semana con el objetivo de impulsar el tipo de cambio. El Gobierno tomó esas medidas cuando el dólar cayó a 3,30 pesos. Un integrante del equipo económico señaló, en diálogo con este diario, que si sucediera lo mismo, el Central podría defender aquella paridad comprando dólares sin moverse de ese valor, aunque la tendencia del mercado fuera bajista. Este camino pudo tomarse hace siete días, pero en ese momento la dupla Lavagna-Prat Gay decidió la flexibilización del control de cambios. En la city creen que, dada la mayor libertad en el mercado, el tipo de cambio será más volátil en vez de mantenerse estable como hasta antes de que se lance la última batería de medidas.
Es probable que el Central aproveche la calma financiera para bajar nuevamente las tasas de interés cuando esta tarde licite Letras. También será el momento del debut de las Lebac a un año. En total intentará captar 210 millones de pesos, la mayor parte entre 6 y 12 meses de plazo.
En este contexto, las acciones volvieron a subir. Esta vez, un 1,1 por ciento. Ahora, el índice MerVal vale 582 puntos. Algunos operadores, como Guido Tavelli, sostienen que el indicador de las empresas líderes trepará a 700 puntos en el corto plazo. Tampoco descarta que, si se confirma el acuerdo con el Fondo y la mejora de la economía, el MerVal alcanzará a 900 puntos, el record mostrado hace 11 años, cuando la convertibilidad recién había arrancado y todo era euforia.