El aumento del índice de precios al consumidor (IPC) en septiembre fue de 0,7 por ciento respecto del mes anterior, según las cifras que publicó ayer el Indec. Los capítulos que más crecieron fueron Esparcimiento (1,8), Educación (1,3), Indumentaria (1,0) y Alimentos y bebidas (0,8 por ciento), a partir de variaciones en general vinculadas con factores estacionales. De forma anual, la inflación se ubica para el organismo oficial en 11,1 por ciento, y en lo que va del año el avance llega a 8,3 por ciento. Durante el mes pasado la carne volvió a estar entre las subas destacadas, aunque con una intensidad menor a la que se registró a principios de año, cuando los pronósticos privados auguraban una inflación anual para todo 2010 por encima del 30 por ciento. Las estimaciones de las consultoras actualmente proyectan ese incremento por debajo del 25 por ciento.

En líneas generales, esos analistas calcularon una inflación mensual para septiembre cercana al doble de la oficial, una proporción que se repite ante cada publicación del IPC-Indec. Sin embargo, esos relevamientos utilizan muestras notoriamente más pequeñas que las del organismo oficial y no explicitan en detalle los procedimientos que aplican, por lo que sus resultados pueden no ser representativos de la población.

Según los datos oficiales, los bienes crecieron 0,9 por ciento frente al mes anterior, mientras que los servicios –que en muchos casos se encuentran regulados por el Gobierno– avanzaron 0,5 por ciento. Dentro de la primera categoría volvieron a resaltar Alimentos y bebidas, que explicaron el 31 por ciento de la variación general del IPC y lideran la inflación anual. Este rubro mostró un comportamiento explosivo durante el último verano, cuando la carne aumentó fuerte por factores estacionales y por la recuperación de los márgenes de ganancia, que estaban “pisados” por la regulación de precios. El impulso del precio de los alimentos golpea más duro sobre los sectores de menores ingresos, que destinan una mayor parte de su consumo a este tipo de productos.

En octubre, el relevamiento del Indec muestra que la carne subió 1,7 por ciento, un movimiento que se explica en parte por factores estacionales. Para diversas consultoras privadas, ese aumento rondó el 5 por ciento. También crecieron bastante por encima de la media el azúcar, la miel, los dulces y el cacao y las bebidas. En un escalón más abajo se ubicaron aceites y grasas, frutas y verduras. El informe oficial resalta que los precios de los bienes y servicios que se mueven en función de su estacionalidad crecieron 1,7 mensual en septiembre, los regulados lo hicieron en 0,2 y el resto del índice, 0,7 por ciento.

El componente del IPC que más creció fue Turismo, con el 6,5 por ciento mensual, a partir de aumentos en la demanda de reservas de alojamiento y paquetes turísticos de cara al último fin de semana largo. Este comportamiento determinó que el capítulo Esparcimiento crezca 1,8 por ciento. En tanto, por la entrada de la nueva temporada primavera-verano el capítulo de Indumentaria subió uno por ciento, en especial ropa, con 1,3 por ciento. De este modo, tanto Turismo como Indumentaria también mostraron componentes estacionales. Por otra parte, dentro de los servicios para la vivienda, según resalta el Estudio Bein, no tuvieron impacto la reducción del subsidio a las tarifas de luz y gas, principalmente por el limitado universo de consumidores que afecta (sólo al 10 por ciento de mayor consumo en el caso del gas y el 15 por ciento en el de la luz).

Entre los productos que más aumentaron para el Indec figura el limón (19,7 por ciento), zapallo (9,4) y ají (6,5 por ciento). Por el otro lado, las bajas destacadas fueron lechuga (-26,5 por ciento), zanahoria (-7,7) y acelga (-6,4 por ciento).

El principal factor que explica la inflación para los analistas económicos con una línea argumental cercana al establishment es un exceso de demanda a partir de medidas como la Asignación Universal, el aumento en las jubilaciones o en el gasto público. Sin embargo, la utilización de la capacidad instalada en torno del 75 por ciento desmiente el argumento, ya que no habría razón para que los empresarios aumenten precios habiendo invertido previamente con el objetivo de producir más cantidades. También postulan que los “desmedidos aumentos salariales” provocan inflación, pero el costo salarial en realidad debe compararse siempre con respecto a la productividad, que de hecho aumentó por encima de los salarios.

Para los economistas ligados a la heterodoxia, se trata de un fenómeno vinculado con el tipo de cambio de alto y competitivo, la recomposición de la demanda interna, la estructura de los mercados y el incesante aumento en el precio de los commodities agrícolas, que descargan las subas a nivel interno al no haber una política de retenciones móviles y ajustables a estos vaivenes que lo pueda impedir. Entonces, no se trataría de enfriar la demanda sino de aplicar políticas focalizadas sobre la oferta.