Pamela Cox es la vicepresidenta del Banco Mundial para América latina y el Caribe. De gira por la región, se reunió ayer con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y con los ministros Amado Boudou y Julio De Vido, mientras que hoy lo hará con el titular de Salud, Juan Manzur. La excusa de la visita fue presentar a las nuevas autoridades del organismo en el país, pero sirvió para confirmar que el Banco aportará 480 millones de dólares para financiar una ampliación de la cobertura de la Asignación Universal por Hijo. La intención es aumentar la cantidad de beneficiarios en alrededor de 10 por ciento. En entrevista con Página/12, Cox destacó que el país crecerá con fuerza este año y el próximo, pero reclamó que el Gobierno avance en un acuerdo con el Club de París.

–¿Cómo visualiza el Banco Mundial el proceso económico argentino?

–Creo que hay que separar lo que el Gobierno hizo como respuesta a la crisis internacional de lo que podría ser la política en situaciones más normales. Varios países de la región como Brasil o Argentina, pero también Estados Unidos y Europa, pusieron en práctica desde 2008 medidas contracíclicas. Hubo un fuerte aumento del gasto público que puede entenderse en un contexto de crisis, pero lo aconsejable es retornar a un escenario macroeconómico más estable. En el caso de la región, entre 2002 y 2008 desarrolló una política caracterizada por una reducción significativa de la deuda, con superávit fiscal y un sistema de flotación cambiaria. América latina es la zona a la que los inversores quieren venir. Lo vemos en el caso de Brasil, Perú, Chile y Colombia. Hay un atractivo fuerte porque han superado muy bien la crisis.

–¿Y la Argentina?

–Mirando a futuro, creemos que es importante que también sea un polo de atracción para los inversores. Las medidas que ha tomado el Gobierno con su deuda, en especial el último arreglo con los holdouts, son un buen paso en esa dirección.

–¿Por qué se privilegia a Brasil, Chile, Perú y Colombia si el crecimiento económico argentino ha sido y es superior?

–Una de las razones es que la Argentina necesita lograr un arreglo con el Club de París. De ese modo podrá destrabar financiamiento a empresas que quieran venir a invertir aquí. En el mundo hay una competencia muy fuerte por las inversiones. Las empresas no sólo tienen que sentir que hay oportunidades de negocios, sino que las regulaciones y las condiciones son atractivas. Un aspecto en el que el país presenta una ventaja comparativa es la calificación de su fuerza de trabajo. Es importante que siga invirtiendo en el sistema educativo. Otro tema es la innovación. Venimos trabajando con el Gobierno para acelerar el proceso de innovación tecnológica.

–Desde 2003 el país logró importantes tasas de crecimiento con políticas heterodoxas.

–Si quiere mantener esos niveles de crecimiento, deberá generar las inversiones necesarias, sobre todo para cubrir los déficit de infraestructura. Recuerdo cuando estuve en Rosario y vi un claro cuello de botella con los camiones estacionados uno detrás del otro para descargar soja en el puerto. Para progresar se necesita de-sarrollar la infraestructura y para eso se requieren inversiones. Parte de esto es inversión pública, pero por sí sola no alcanza. Además, las inversiones privadas son fuertes generadoras de empleo.

–¿Cuál es la proyección del Banco para Argentina?

–Este año tendrá un crecimiento muy robusto, en torno del 7,8 por ciento. Obviamente está el impulso de la agricultura, pero la buena noticia es que también hay un movimiento muy fuerte de la industria, con el sector automotor a la cabeza. Para 2011 partimos de una estimación de 4,5 por ciento.

–¿El Banco aumentará la financiación al país?

–El programa en curso vence en 2012. Tenemos 33 proyectos activos por 6081 millones de dólares y podríamos aprobar entre cinco y ocho más. Faltan desembolsar unos 2000 millones de dólares, a razón de 1000 millones por año.

–¿Uno de esos programas será la Asignación Universal por Hijo?

–Sí. Es un proyecto en el que venimos trabajando desde hace meses. Apoyamos decididamente ese programa, así como lo hacemos con otros similares de México, Brasil o Colombia. En total hay 18 planes de ese tipo en la región. Para nosotros son muy positivos. A la Asignación Universal por Hijo la respaldaremos con un préstamo por 480 millones de dólares. El tema será elevado en los próximos meses al directorio del Banco para su aprobación.

–¿Para qué se utilizará el dinero?

–Eso lo decide el Gobierno. A nosotros nos interesa que llegue a las personas que lo necesitan. Nos gustaría que sirviera para ampliar la cobertura. Creo que se podría aumentar el número de beneficiarios en alrededor de un 10 por ciento, a cerca de cuatro millones de chicos.

–¿A qué plazo será el préstamo?

–Depende de cuán rápido el Gobierno desembolse los fondos, pero estimo que será a alrededor de dos años. El Banco Mundial ya intervino activamente en el Plan Jefas y Jefes de Hogar y con toda la experiencia generada en esa ocasión más los conocimientos adquiridos con programas similares en otros países podemos aportar para un mayor desarrollo de la AUH.

–¿Cuál es el nivel de ejecución del Gobierno de los préstamos acordados con el Banco?

–El nivel de implementación es bueno. Tenemos muchos proyectos de financiamiento de infraestructura que llevan tiempo, pero también hay una serie de proyectos del área social, en especial de salud, que son un ejemplo. El Plan Nacer de asistencia a embarazadas y recién nacidos se ha convertido en un modelo para otros países que está dando excelentes resultados.