ECONOMíA › JORGE TODESCA, VICEMINISTRO DE ECONOMIA, SE DEFIENDE DE LAS CRITICAS AL PROGRAMA ECONOMICO

“El plan no es sólo para los grandes grupos”

El número dos de Remes Lenicov aseguró que lo que más le preocupa al Gobierno es cómo se restablece la confianza de los ahorristas. “El quiebre de la confianza es la peor herencia”, se lamentó. Todesca defendió el sistema de pesificación elegido y la devaluación, negando su efecto regresivo sobre la distribución del ingreso.

 Por Raúl Dellatorre

Un día después del lanzamiento del nuevo programa económico, el viceministro de Economía, Jorge Todesca, intentó explicar el sentido de las medidas y las expectativas oficiales que genera. “No es un plan en contra del consumo”, aseguró a Página/12, y se defendió de las críticas que apuntan que la pesificación favoreció principalmente a los grupos económicos concentrados.
–Quienes critican la forma en que se pesificaron las deudas señalan que se benefició a los grupos empresarios concentrados, como deudores, sin perjudicar a los bancos acreedores. Y que los grandes perdedores vuelven a ser el empleo, el salario, los pobres, los consumidores y todos los perjudicados por el modelo anterior.
–¿Por qué a los grupos económicos? ¿No son consumidores los deudores hipotecarios o personales? Las grandes empresas son sólo el 15 por ciento de las deudas que se pesifican.
–En cantidad de cuentas, sí. Pero, por monto, 1220 deudores representan el 48 por ciento de las deudas...
–No se eligió el modo de pesificación según los sectores que se beneficiaban, sino buscando la solución más equilibrada y que pudiera sostenerse luego en la práctica. Se optó por la pesificación general porque cualquier corte que se adopte, sea en 100 mil dólares o en 20 millones, puede resultar injusto. Algunos recomendaban un tratamiento caso a caso para las empresas, buscando el modelo seguido por otros países de “hospitales de empresas”, pero hubiera estado muy teñido de sospechas. Preferimos ir hacia un procedimiento general para pesificar las deudas de todo clase sin discriminación del tipo de deudor.
–¿Haber elegido la devaluación como opción de política no significa haber dejado de lado otras políticas que hubieran sido más progresivas para la distribución del ingreso, como podrían ser las políticas centradas en el consumo?
–La pregunta es cómo se hace para reactivar a través del mercado interno cuando está quebrada la confianza y el funcionamiento del sistema financiero. Además, el fortalecimiento de la corriente exportadora no está separado del fortalecimiento del consumo. Gran parte del beneficio está volcado sobre la producción agropecuaria, que no es un sector altamente concentrado. Esto moverá mucho la actividad, por los mayores ingresos, en muchas economías regionales. Esto también es una vía indirecta de reactivación del consumo. Argentina no tiene conglomerados exportadores, que puedan concentrar los beneficios de una devaluación.
–Sin embargo, podría intuirse que este modelo también lleva a una reprimarización de la economía. Es decir, la opción por un modelo exportador de hidrocarburos y productos agrícolas...
–Es exactamente al revés. Un tipo de cambio más competitivo tiene más efecto en aquellos sectores donde hay más valor agregado. Con el modelo anterior, la convertibilidad, sólo podía generarse excedentes por ventajas naturales, es decir en el campo y los hidrocarburos. La convertibilidad paró las exportaciones industriales, no las de trigo. En los últimos años tuvimos cosecha record con atraso cambiario, porque el atraso afecta los ingresos mientras las cantidades producidas son muy poco elásticas. En cambio, para exportar industria se necesita mucho más que ventajas naturales. Este modelo está más orientado a la industrialización que el anterior. El anterior quebró a la industria.
–¿La banca pública cambiará su rol en el futuro sistema financiero?
–Aspiramos a obtener fondos para capitalizar a la banca pública. Pero la banca está trabajando en la elaboración de sus propios proyectos. Pensamos que lo mejor es que los proyectos surjan de ellos mismos y no que se lo dictemos nosotros o venga algún organismo de afuera a decir cómo hacerlo. Así se lo transmitimos y ya empezaron a ver qué hacer. Estamos hablando fundamentalmente del Banco Nación, el Provincia de Buenos Aires y el Banco Ciudad de Buenos Aires. Se está pensando en una suerte deholdings de bancos públicos, que podría pasar por la consolidación de su política comercial, la búsqueda conjunta del fondeo, unificar líneas en el exterior, logística. La idea es coordinar la mayor cantidad de tareas, pero continuando con su individualidad jurídica.
–¿Cuánto tiempo estiman que pasará para que la gente vuelva a confiar sus depósitos a los bancos?
–Es muy difícil responder cuándo volverán los depósitos. El retorno de la confianza, y por ende del crédito, es el problema más importante a resolver. Le diría que es un problema mucho más preocupante que el del nivel del tipo de cambio. Es el primer paso, imprescindible, para poder reconstituir el sistema financiero. El segundo será volver a tener acceso a fondos del exterior que nos permitan reestructurar el sistema, fondos internacionales para líneas de préstamos. La peor herencia que nos deja el quiebre del sistema es la pérdida de la confianza.

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