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Un grupo de ahorristas y acreedores privados marchó ayer por la avenida Rivadavia, cerca del Congreso, para reclamar que las deudas que particulares mantienen con ellos no sean pesificadas a una paridad uno a uno. Los manifestantes, alrededor de cien, marcharon bajo la lluvia con pancartas que pedían “respeto a la Constitución”, mientras golpeaban cacerolas para acompañar su reclamo. El grupo estaba integrado por pequeños ahorristas y acreedores privados, que invierten su dinero en préstamos no bancarios a otros particulares, los que usualmente tienen tasas más elevadas que los créditos del circuito formal. Una de las manifestantes señaló que las medidas oficiales “no nos satisfacen, porque no nos devuelven lo que pusimos en la mesa del deudor”. Además, los acreedores privados consideraron injusto que mientras los bancos reciben distintas compensaciones por la pesificación uno a uno, ellos deban enfrentar solos la pérdida emergente de la devaluación de la moneda local que puede terminar en una virtual licuación de los activos invertidos.