ECONOMíA
“El acuerdo entre Argentina-FMI puede ser un tiro por la culata”
“The Washington Post”, uno de los diarios norteamericanos más influyentes, cuestiona en duros términos el acuerdo con el Fondo. Dice que es político y que pospone las “soluciones reales”.
Para The Washington Post, uno de los diarios más influyentes de Estados Unidos, el acuerdo entre Argentina y el FMI puede convertirse en un “tiro por la culata” para el organismo. El gobierno de George W. Bush y el FMI “estarán otra vez rompiéndose la cabeza debido a que las soluciones reales de los problemas argentinos sólo han sido pospuestas”, sostiene la publicación en una nota editorial. Acusa, además, a la administración Duhalde de haber apelado a “tácticas chantajistas para lograr un acuerdo”. Y asegura que dicho pacto responde a una “decisión política” del gobierno de Bush y sus principales socios del G7, en abierta oposición a los técnicos y a la gerencia del Fondo, encabezada por el alemán Hoerst Koehler.
Mundialmente famoso por haber denunciado el “Watergate”, que terminó con la renuncia del presidente republicano Richard Nixon, The Washington Post mantiene tradicionalmente una línea política independiente, aunque más cercana a la defensa de las ideas y valores de los demócratas que de los republicanos. Sin embargo, en términos económicos, las opiniones de la publicación habitualmente no se apartan ni un centímetro de la línea más ortodoxa de los economistas de Washington. Así quedó demostrado el último año, durante las conflictivas negociaciones entre el Fondo y el gobierno argentino, cuando no se privó de avalar la intransigencia de los técnicos de Washington.
En un editorial publicado ayer, vuelve a la carga. Así, tras comentar que el presidente Duhalde elogió los términos del acuerdo afirmando que sacaba a la Argentina de la sala de terapia intensiva y que el ministro Roberto Lavagna dijo que la crisis económica del país había terminado, el periódico sentencia: “No hay nada más falso”. Según “el Post”, el acuerdo viola los principios del Fondo Monetario de no ir a un entendimiento con gobiernos que no se comprometan con un plan de reformas moldeadas por el propio FMI. Y, por supuesto, considera que estas reformas eran necesarias para lograr un “programa de desarrollo económico sustentable”.
En este sentido, afirma que Koehler fue uno de los que más firmemente exigió la adopción de tal programa de reformas y que sus declaraciones, calificando al acuerdo como “una operación excepcionalmente riesgosa”, desnudan una abierta división institucional dentro del organismo. Por un lado, los técnicos, defendiendo un acuerdo sustentable. Por el otro, el directorio, liderado por los países del G7, que –desde esa perspectiva– habría demostrado que puede actuar sobre “bases políticas” en cuestiones financieras.
Con un acuerdo azarosamente concluido, esas naciones, las mayores contribuyentes del FMI, tuvieron el propósito de dar al país y al mundo un “mensaje de buena fe” en momentos de una transición democrática en la Argentina, que tendrá un nuevo gobierno a partir del 25 de mayo, explica el Washington Post. Pero vaticina que “muy pronto” volverán los problemas, porque “las soluciones reales a los problemas argentinos sólo han sido pospuestas”. Y advierte que para el Fondo el tiro puede terminar saliendo por la culata, porque el caso argentino podría minar en el futuro la posición institucional de exigir a los países en dificultades la adopción de la receta prescrita por Washington.
En cuanto al gobierno de Duhalde, la opinión del diario es lapidaria. Lo acusa de haber utilizado “tácticas chantajistas para lograr un acuerdo”, al condicionar los pagos al BID, al Banco Mundial y al propio FMI, a un entendimiento previo con Washington. También dice que “ha rechazado persistentemente las propuestas del FMI para sentar las bases de un desarrollo sustentable”.