ECONOMíA › LA POLEMICA Y CONTRAPUNTO EN TORNO DEL PAGO DE DEUDA CON RESERVAS

Obsesionados por el ajuste

“Hay que tener cuidado con la obsesión que sigue teniendo gran parte de la oposición de seguir mirando la realidad con la lupa de los ’90”, advirtió la presidenta del Banco Central. Las reservas y los márgenes de maniobra del actual modelo.

 Por Tomás Lukin

El cuestionamiento más reiterado durante 2010 por los detractores del Fondo del Desendeudamiento fue que el uso de una porción de las reservas del Banco Central generaría un alza de precios generalizada. El retorno a las prácticas tradicionales que postulan los economistas del establishment y un amplio grupo de legisladores opositores se enmarca dentro de una lógica de pensamiento económico neoliberal donde un “excesivo” gasto público y una “descontrolada” emisión de dinero de parte del Banco Central son los responsables excluyentes de la inflación. La receta que ofrecen –aunque no explicitan– para limitar los aumentos de precios es contraer la demanda agregada, una política similar a la aplicada durante los años de convertibilidad. “Hay que tener cuidado con la obsesión que sigue teniendo gran parte de la oposición de mirar la realidad económica argentina con la lupa de los ’90. Este es otro modelo totalmente distinto, donde las reservas internacionales son posibles porque son fruto del trabajo argentino. Tenemos que valorar este margen de maniobra para hacer política económica”, consideró ayer la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.

La inflación se mantuvo elevada pero estable, no se disparó por pagar vencimientos de deuda por 6569 millones de dólares con los activos de la autoridad monetaria. Sin embargo, la reedición de la herramienta en 2011 para cancelar obligaciones por 7504 millones de dólares volvió a activar el mismo debate.

“Desde su visión (neoliberal), la inflación es por un exceso de demanda y proponen reducir el gasto público en salud, educación y los subsidios. Proponen volver a las políticas de ajuste donde la única medida antiinflacionaria es generar desempleo y bajar salario real”, explicó a Página/12 el economista del Cemop, Andrés Asiain. Por su parte, Mara Pedrazzoli, de GPS, y Alejandro Fiorito, del Grupo Luján, remarcaron a este diario que una mayor emisión monetaria no provoca los incrementos de precios, ya que la oferta de dinero es una consecuencia de la inflación y no su causa.

Los dos principales ítem que explican el aumento en el gasto público en los últimos años son el gasto social y los subsidios. En ese sentido, el investigador del Ceil-Piette, Demián Panigo, advierte que quienes proponen bajar el gasto público no tienen en cuenta que una porción relevante de esos recursos son antiinflacionarios como los subsidios para anclar las tarifas, y enfatiza que, aunque puede generar inflación, el gasto social debe aumentarse porque siempre es progresivo.

Un aspecto relevante a considerar en el cambio de estrategia de financiamiento para pagar la deuda es el origen de las reservas y su nivel. Durante la década del ’90, los activos del Central crecían impulsados por el ingreso de capitales especulativos y el endeudamiento externo. A partir de 2004, la sostenida acumulación de reservas fue el resultado del comercio exterior y la política cambiaria que apuntó a preservar un tipo de cambio real competitivo y estable.

Las reservas internacionales terminaron 2010 en 52.429 millones de dólares, 4462 millones más que cuando se lanzó el Fondea. Un reciente documento publicado por la Subsecretaría de Programación Económica destaca la relevancia del proceso de acumulación de reservas para sustentar el crecimiento y reducir la vulnerabilidad externa; sin embargo, introduce un debate que existe a nivel global sobre el nivel “óptimo” para esos recursos.

La acumulación de reservas más allá de ciertas proporciones deja de ser óptima a partir de un punto en el cual los costos empiezan a ser mayores que sus beneficios. Pagar la deuda sin utilizar las reservas internacionales de la autoridad monetaria fue la práctica común para cancelar sus obligaciones. El proceso previo a la creación de un mecanismo como el Fondea implicaba destinar una porción significativa del presupuesto para hacer frente a esos vencimientos. El Tesoro nacional contaba con dos mecanismos para efectuar esas operaciones: comprar los dólares necesarios en el mercado cambiario utilizando recursos corrientes o recurrir a la lógica del endeudamiento externo.

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“Las reservas internacionales son posibles porque son fruto del trabajo argentino”, afirmó Marcó del Pont.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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