Las negociaciones en las terminales portuarias del norte de Rosario entre las empresas exportadoras aceiteras y la regional San Lorenzo de la CGT siguen estancadas. Las compañías del sector como Bunge, Cargill, Nidera, Molinos y Noble solicitan la intervención del Ministerio de Trabajo y en la cartera laboral provincial reconocen sus limitaciones para intervenir y encauzar el conflicto. Por el momento, colaboradores del ministro Carlos Tomada sostienen que la situación, que ya lleva tres días, continuará bajo la órbita santafesina. Durante la jornada de ayer las empresas redoblaron la presión al advertir que si continúan los bloqueos suspenderán a algunos de sus empleados. Los trabajadores de la construcción, camioneros, estibadores, empleados de comercio y personal de seguridad que se desempeñan en empresas tercerizadas y contratistas de las exportadoras reclaman un salario mínimo conformado de 5000 pesos, el piso para los aceiteros. Además, demandan la mejora en las condiciones de seguridad e higiene.

“Estamos avisando que si esta situación se prolonga en el tiempo y no se puede llegar a una solución habrá que tomar alguna medida”, consideró el titular de la Cámara de Comercio de San Lorenzo. El titular de la CGT regional, Walter Cabrera, sostuvo que continuarán con las medidas de fuerza hasta que se reactive el diálogo o que Trabajo dicte una conciliación obligatoria: “No vamos a levantar los bloqueos porque nos amenacen con despidos y suspensiones. Reclamamos un salario mínimo conformado de 5 mil pesos. Dicen que les va mal pero hay 80 buques en la draga esperando para salir”, sostuvo el sindicalista. El responsable de la CGT en San Lorenzo desplazó del cargo en las últimas elecciones al titular del sindicato aceitero, Pablo Reguera, quien no apoya la medida de fuerza. Las aceiteras siguen firmes en el rechazo a esa posibilidad y sostienen que ellas sólo negocian salarios con el sindicato aceitero. Desde su perspectiva, el resto de los trabajadores que se desempeña temporalmente en sus plantas y forma parte de compañías tercerizadas debe reclamar a sus patronales. El ingreso de esos asalariados es hasta un 60 por ciento inferior al de los trabajadores de planta. Sin embargo, Cabrera advierte que las firmas pueden “asegurarse que los trabajadores temporales y tercerizados tengan el salario mínimo conformado que hay en las plantas para los aceiteros”. Aunque no está dentro de las prácticas tradicionales, donde cada sindicato negocia por rama de actividad, en Trabajo consideran que el planteo del sindicalista para traccionar los salarios en las plantas no es descabellado.

El argumento final de las exportadoras para rechazar la mejora en los ingresos es que están en una situación económica crítica. “Es un mito que al sector le está yendo bárbaro. Para no parar las plantas operan con márgenes negativos. Creen que porque los precios de los commodities están altos ganamos mucho”, se lamentó Alberto Rodríguez, responsable de Ciara, la cámara exportadora que reúne a las principales empresas del sector, ante la consulta de Página/12. La crisis de 2009 implicó una caída en los abultados márgenes del sector pero los resultados repuntaron el año pasado, por eso desde el sector sindical advierten que “no es posible mirar solo un año, hay que pensar las ganancias de estas empresas en el mediano plazo. Puede ser que ganen menos de lo que pensaban, pero es ridículo e hipócrita decir que están con pérdidas. Para qué siguen invirtiendo en el país si no creen que van a ganar”.