La presidenta Cristina Fernández, junto con su par de Uruguay, José Mujica, mantuvieron ayer una reunión en Olivos donde acordaron la construcción en conjunto de una planta regasificadora. El encuentro tuvo lugar luego de la aplicación de nuevas licencias no automáticas de importación que afectan a productos que llegan desde Uruguay. Por este motivo, Mujica le habría solicitado a Cristina que el trámite para los industriales que buscan importar desde el país vecino sea ágil, de manera que la operatoria no se trabe. El gobierno argentino ya se había comprometido a no afectar el comercio con los socios del Mercosur.

El proyecto energético acordado supone la fabricación de una planta flotante localizada en el Río de la Plata, a unos 12 kilómetros de la costa uruguaya, a la altura de la desembocadura del arroyo Solís Grande. Requerirá una inversión de 17,2 millones de dólares que será financiada por los dos Estados. “Les permitirá a ambos países inyectar 10 millones de metros cúbicos de gas por día y proveer gas natural durante quince años a partir de 2013”, informó el Ministerio de Planificación. Para el funcionamiento de la planta será necesaria la importación de gas licuado desde fuera de la región.

En la reunión Mujica habría transmitido la inquietud de parte de los industriales uruguayos por la aplicación de nuevas licencias de importación. Según cálculos privados, la medida afecta a un quinto de las exportaciones a Argentina, unos 100 millones de dólares. Al igual que en el caso de Brasil, el gobierno argentino acordó hace unos días con Uruguay conformar una comisión de seguimiento de las licencias.