Jueves, 29 de marzo de 2012 | Hoy
ECONOMíA › DIFERENTES POSTURAS EN LA CENTRAL FABRIL ANTE LAS MEDIDAS DEL GOBIERNO SOBRE IMPORTACIONES
Los sectores más vulnerables frente a la competencia externa defienden la estrategia oficial, mientras que los grandes grupos la observan con preocupación. La baja de importaciones, de todos modos, la atribuyen al menor nivel de actividad.
Por David Cufré
Los controles a las importaciones que aplica el Gobierno generan contradicciones al interior de la Unión Industrial Argentina. La mayor protección a las empresas nacionales es celebrada por los sectores más vulnerables frente a la competencia externa, como los productores de textiles, calzados, juguetes y siderurgia, entre otros, pero es vista con recelo por el ala más liberal, vinculada sobre todo con los grandes grupos fabriles. Estos últimos dicen sentirse preocupados ante la eventualidad de que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, trabe el ingreso de insumos necesarios para la producción y termine afectando su nivel de actividad. El funcionario conoce esa postura y hace poco por tranquilizarlos, más allá de que su mano derecha, Beatriz Paglieri, y la ministra de Industria, Débora Giorgi, se ocupan de evitar inconvenientes en la producción. Ambas se reúnen tres veces por semana para revisar las quejas o planteos de cada rubro y darles solución rápida si existen riesgos para su trabajo, de acuerdo con lo que dicen fuentes oficiales.
Ante la consulta de si las medidas de administración del comercio exterior están causando problemas a la industria, en la UIA respondieron a este diario que en términos generales no. Pueden existir casos puntuales, pero son poco significativos y de resolución más bien veloz, apuntaron. Quienes defienden la acción del Gobierno lamentan, de todos modos, ciertas “desprolijidades” en la implementación de los controles que terminan dando espacio a “críticas desmedidas” por parte de los que rechazan la intervención estatal. “Deberían mirar a Brasil, que frena las importaciones sin hacer ningún escándalo y todo el mundo lo acepta”, recomendaron desde allí.
La interpretación que dan en la central fabril de la desaceleración de las importaciones de los últimos meses es que esa tendencia responde al mismo proceso que se verifica en la actividad económica en general y de la producción industrial en particular. Explican esa hipótesis con los números en la mano. El Estimador Mensual Industrial (EMI) del Indec venía creciendo hasta julio del año pasado a un ritmo del 8 por ciento interanual. En agosto el indicador registró una suba de 5,3 por ciento; en septiembre, del 4,9; en octubre, del 4,3; en noviembre, del 3,3; en diciembre, del 1,3; en enero de este año, del 2,1, y en febrero se anotó una caída del 0,8 por ciento.
Al mismo tiempo, la evolución de las importaciones fue la siguiente: en agosto crecían el 43 por ciento interanual; en septiembre, el 29 por ciento; en octubre, el 27; en noviembre, el 12; en diciembre, el 11, en enero de este año, el 10, y en febrero bajaron 1,0 por ciento. Es decir, las curvas de ambos indicadores, el EMI y las importaciones, van en la misma dirección y casi a la misma velocidad. “Decir que las importaciones caen por los controles del Gobierno es un error. Moreno y la AFIP pueden influir en un 10 por ciento de las posiciones arancelarias como mucho, básicamente en bienes de consumo final. Las compras crecen menos porque la economía y la industria crecen menos”, argumentaron.
En la central atribuyen el menor dinamismo de la economía a que la demanda externa está en retroceso por la crisis internacional –especialmente la de Brasil– y en el mercado interno no surgió ningún elemento que traccione las compras después del fuerte crecimiento de 2010 y la primera mitad de 2011. Su estimación es que la industria crecerá entre 2 y 3 por ciento este año y podría llegar a 4 o 5 puntos en un escenario más optimista.
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