ECONOMíA › LA BANCA EXTRANJERA DEBERA DECIR SI LA RESPALDA LA CASA MATRIZ
Como los ángeles, no tienen espalda
Hoy entra en vigencia la norma que obliga a sucursales y filiales a informar al público si tienen respaldo patrimonial del exterior.
Por Claudio Zlotnik
A partir de hoy, los bancos extranjeros están obligados a comunicar a la gente si cuentan con el respaldo patrimonial de sus casas matrices o si sólo responden con su propio capital. Así lo estableció la ley 25.738 que ayer fue promulgada por el Ejecutivo. La responsabilidad de los grupos extranjeros sobre las operaciones de sus filiales quedó en evidencia un año y medio atrás, con la implementación del corralito. Hasta entonces era usual ver y escuchar publicidades de los extranjeros haciendo eje en su condición de integrantes de conglomerados foráneos indestructibles. Pero la crisis barrió con las especulaciones y la cruda realidad quedó a la vista: los poderosos grupos se negaron al rescate de sus filiales, dejándolos sin el amparo prometido. Esa verdad que desde esta mañana se convertirá en leyendas pegadas en las ventanillas de los bancos.
La ley fue inspirada en un proyecto del senador justicialista Guillermo Jenefes. Tuvo media sanción en la Cámara alta, por unanimidad, hace diez meses. Y recién fue convertida en ley por Diputados tres semanas atrás, en un veloz trámite que ni siquiera demandó discursos ni objeciones por parte de los legisladores.
En una recorrida por los principales bancos extranjeros, Página/12 detectó que en la mayoría ya habían decidido colocar carteles en todas sus sucursales –tal cual obliga la norma– comunicando que, a pesar de formar parte de grupos foráneos, son sociedades anónimas argentinas que responden con su propio patrimonio. Es decir, a la hora de garantizar los depósitos y otras operaciones financieras, lo único que cuenta es el capital propio. Lo demás es pura fachada. Lo más probable es que la leyenda elegida sea: “Este banco es una sociedad anónima argentina”.
No pareció lo mismo durante gran parte de la década pasada, cuando la Argentina fue protagonista de un proceso de extranjerización y concentración del sistema financiero. Un fenómeno auspiciado por el gobierno menemista y el Banco Central comandado por Pedro Pou y potenciado por los propios bancos, que alimentaron la idea de que los grupos del exterior daban solidez al sistema y lo aislaban de las turbulencias financieras.
Antes de producirse la fuga de capitales que desembocó en el corralito, esas entidades financieras seducían a los ahorristas con campañas publicitarias anunciando el “respaldo” o la “experiencia” de las casas matrices. Siempre se cuidaron de evitar la palabra “garantía”. Esas promociones no son ajenas a los procesos legales que prosperaron en España, por ejemplo, donde la Justicia dio lugar a las demandas de los ahorristas estafados.
La ley publicada ayer en el Boletín Oficial atañe tanto a las filiales de los grupos extranjeros como a las sucursales de éstos en la Argentina. Ejemplos de sucursales son el Citibank y el BankBoston, que son una extensión de sus centrales estadounidenses. Entre las filiales se agrupan el BBVA Banco Francés, el Río-Santander y el galo Société Générale. En el momento en que Domingo Cavallo instauró el corralito, los bancos coincidieron en un mismo argumento para no devolver los ahorros: no podían desconocer una norma argentina, como fue la imposición del ex superministro.
De ahora en adelante, los bancos tendrán la obligación no sólo de pegar carteles en sus locales sino también de dar a conocer la responsabilidad de sus casas matrices en sus páginas de Internet y en las campañas publicitarias. En los próximos días, el Banco Central dará a conocer las multas para aquellas entidades financieras que incumplan la norma. Y será la Superintendencia de Entidades Financieras, dependiente de la autoridad monetaria, la encargada de aplicar los castigos.
Ante la promulgación de la ley, los bancos optaron por el perfil bajo. Buscan reconstruir la relación con sus clientes y no quieren levantar más polvareda. En uno de ellos comentaron a este diario: “Vamos a intentar capitalizar la nueva obligación, ligándola con la transparencia”. En otrobanco de primera línea hicieron un paralelo: “Ocurre como con las tabacaleras, que deben exhibir en los atados de cigarrillos que ‘fumar es perjudicial para la salud’. Es una verdad que no impide que haya fumadores. A nosotros tampoco se nos irán los clientes. Aunque la verdad nos juegue en contra”.