El Ministerio de Trabajo convocó a banqueros y trabajadores bancarios para “precisar el contenido, aplicación y duración del acuerdo salarial” que alcanzaron el miércoles pasado. La cartera que conduce Carlos Tomada afirmó en un comunicado que, como autoridad de aplicación de las paritarias, “sólo homologa acuerdos de vigencia anual o por plazos mayores”. Los trabajadores bancarios y las cámaras empresarias acordaron, como sucede hace varios años, una mejora salarial a cuenta de futuros aumentos entre enero y marzo, cuando retomarán la discusión. Esta vez firmaron un monto de 1444 pesos durante los primeros tres meses más una suma no remunerativa de 770 pesos en marzo. Técnicamente el acuerdo representa un aumento a cuenta del 20 por ciento para el salario mínimo del sector más un pago por única vez, pero el gremio afirmó que entre el aumento mensual y la suma por única vez, la base para volver a discutir la escala salarial será de 1700 pesos, o 23,5 por ciento sobre el básico.

Esa “picardía discursiva” generó malestar en el Gobierno, que había estado a cargo de las negociaciones en el frente empresario a través del presidente del Banco Nación, Juan Carlos Fábrega, y también con el ministro Tomada siguiendo de cerca los detalles del convenio. El lunes, las partes se reunirán en Trabajo para intentar limar asperezas, pero frente a un nuevo escenario sindical, empresarial y macroeconómico el Gobierno decidió lanzar una advertencia hacia otras ramas de actividad para que desestimen intentos para dividir las paritarias.

La vigencia de la paritaria bancaria concluye el 31 de diciembre y, durante los últimos años, en lugar de encarar las negociaciones inmediatamente antes que todos los gremios, el sindicato y las cámaras acuerdan un importante adelanto y retoman las negociaciones entre marzo y abril. Esa situación le permitía al gremio no quedar “relegado” frente al resto de las actividades y al Gobierno evitar que un sector con muchas particularidades –como la elevada rentabilidad empresaria y el peso del sindicato– distorsionara la pauta que instalaba a través de los acuerdos con distintos gremios aliados, fundamentalmente Camioneros. Esa dinámica ya no es posible y la única continuidad con el escenario anterior es la intención de las cámaras patronales para limitar las demandas salariales.

El Ministerio de Trabajo difundió ayer un comunicado convocando a las cuatro cámaras empresarias (ABA, Adeba, Abappra y Abe) y el sindicato La Bancaria el próximo lunes. Oficialmente, Trabajo informó que el objetivo es “tomar conocimiento y precisar el contenido, aplicación y duración del acuerdo, en virtud de que esta cartera sólo homologa acuerdos de vigencia anual o por plazos mayores”. Más allá de los eufemismos utilizados por Trabajo para conocer detalles de un acuerdo que lo tuvo como protagonista, si en el convite de la próxima semana las partes no encuentran una solución, el cambio de juego que plantea el Gobierno llevaría a redefinir el acuerdo bancario. Ayer, los empresarios a través del titular de Adeba y el Banco Macro, Jorge Brito, afirmaron que el acuerdo alcanzado con el sindicato conducido por Sergio Palazzo representa una suba a cuenta de futuros aumentos del 20 por ciento.

Pero, además, el Poder Ejecutivo busca enviar un mensaje a otros gremios que pretendan dividir su paritaria. Aunque existieron gremios como Luz y Fuerza que avivaban la posibilidad de firmar acuerdos por plazos menores a un año, la segmentación semestral o temporal de los acuerdos salariales no fue una característica de los convenios desde que se recuperaron las negociaciones colectivas de trabajo. Sin embargo, ante los cambios en las alianzas con el sector sindical y la intención de contener los aumentos, el Gobierno salió a marcar la cancha.