El acuerdo de precios en los supermercados seguirá hasta el 31 de mayo inclusive, como anticipó Página/12 cuando reveló el proyecto de la Súper Card. La extensión del acuerdo se terminó de concretar ayer en una reunión entre las principales cadenas, agrupadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. También se mantendrán dentro del convenio los supermercados chinos y los del interior del país. En cambio, el Gobierno irá autorizando desde el 15 de abril aumentos graduales a productores de alimentos, bebidas y demás rubros de consumo masivo. Esos incrementos no llegarán a los consumidores. Serán absorbidos por la cadena de comercialización gracias a la reducción de costos financieros que significa para los comercios la creación de la Súper Card (ver aparte).

El congelamiento de precios logró frenar una dinámica de aceleración de la inflación que se venía dando desde fines del año pasado y que tuvo un pico en el verano. Enero fue el mes con la variación más alta del IPC oficial desde febrero de 2010, con un alza de 1,1 por ciento. Las estimaciones privadas –igualmente polémicas– también marcaron un máximo en los últimos años, con una suba de 2,58 por ciento. En febrero, en cambio, después del primer mes de aplicación del acuerdo de precios, el Indec registró una inflación de 0,5 por ciento y las consultoras relevaron 1,23. Es decir, en ambos casos los aumentos fueron menos de la mitad de los que se habían dado en enero. De acuerdo con otros relevamientos privados, en lo que va de marzo la tendencia se mantuvo, con precios todavía más “congelados”.

Otra derivación de la medida fue un aumento de las ventas de los supermercados, en torno del 5 por ciento, según coinciden las grandes cadenas y los administrados por comunidades. El Indec presentó ayer un indicador que reflejó números positivos (ver aparte). A pesar de los méritos del congelamiento de precios, sindicatos, empresarios y dirigentes políticos se mostraron escépticos sobre sus efectos a mediano plazo. Advirtieron, sobre todo, por los riesgos del día 61, cuando se podría empezar a perder lo ganado en los dos meses de funcionamiento del convenio.

Frente a esos reparos, el Gobierno buscó nuevos mecanismos para ampliar la vigencia del congelamiento. La fórmula elegida fue la creación de la Súper Card, que permitirá achicar costos financieros a los supermercados. La extensión del acuerdo hasta el 31 de mayo busca reforzar lo conseguido hasta el momento: detener el índice de inflación, cambiar las expectativas de agentes económicos y ciudadanos, promover un crecimiento del consumo y facilitar las discusiones paritarias.

Dentro del Gobierno se planteó un debate respecto de la conveniencia de mantener el congelamiento hasta las elecciones de octubre o desactivarlo a principios de junio. Para los primeros, entre quienes hay economistas y representantes de distintos organismos públicos, Moreno tiene que seguir dando pelea con sectores concentrados, incluidas las grandes cadenas de comercialización, para que resignen rentabilidad en pos de ampliar los beneficios de precios estables a los consumidores. El secretario de Comercio, en cambio, entiende que abusar del instrumento puede terminar siendo perjudicial. “Estas medidas sirven para el corto plazo, para producir un cambio de escenario, pero después se te vuelven en contra”, explicó a sus interlocutores cercanos. Por ahora, su posición es la que va primando.