ECONOMíA
Dudan de que en septiembre el país haga su propuesta
Aunque Economía prometió llevar a la reunión del Fondo en Dubai una oferta de pago a sus acreedores, no podría completarla a tiempo.
Por Julio Nudler
Aunque la Argentina prometió que el 23 de septiembre, durante la asamblea conjunta del FMI y el Banco Mundial en Dubai, presentará una oferta de pago de su deuda a los acreedores externos, un detallado análisis de la consultora LatinSource de Nueva York, asociada a la local MacroVisión Consulting, virtualmente descarta esa posibilidad, prediciendo que, en lugar de una propuesta concreta de canje de los bonos actuales por otros nuevos, sólo revelará las reglas de juego que debería seguir la negociación. Por otro lado, si bien el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, proyectó para fin de año una deuda de 172 mil millones de dólares, los economistas Guillermo Mondino, Esteban Fernández Medrano y Luciano Laspina, que firman el trabajo, elevan la previsión a 183,5 mil millones de dólares al convertir la parte de deuda que está en pesos utilizando el actual tipo de cambio, en lugar del de $ 3,40, usado por Finanzas. Por tanto, la misma cantidad de pesos se transforma en más dólares. La cifra equivale a un 145 por ciento del Producto Bruto.
Tres son las razones aducidas para sostener que no se llevará a Dubai una verdadera propuesta. Primero, porque –aunque la consultora es “muy optimista” sobre la concreción de un nuevo acuerdo del país con el Fondo– no está claro si se firmará un stand-by, un programa a tres años o un mero esquema de transición. El contrato con el FMI y el arreglo con los acreedores tienen un crucial punto de contacto: nada menos que el superávit fiscal primario que se fije como meta, ya que es la fuente de financiamiento de los pagos que se prometan a los bonistas.
Otro reparo es que el país no cuenta con un asesor en mercados de capitales. “No hay fecha para seleccionar los equipos que acompañarán a la república –dice el estudio– en la preparación de una oferta razonable. Lazard Freres, actual asesor del país, no tiene el fuste necesario para afrontar toda la tarea.” Por otro lado, estos economistas afirman que “el ministerio (de Economía) no está muy seguro de lo que le gustaría hacer con la deuda.” Señalan que lo único ya definido es que no planean avanzar en una oferta tipo tómalo-o-déjalo. La idea es organizar grupos de consulta con los acreedores.
Un propósito enunciado por Nielsen es deshacer los Préstamos Garantizados, con lo que sus poseedores retornarían al bono subyacente, ahora en default. (Esos PG surgieron durante 2001 de la permuta de bonos del megacanje, recibiendo ese nombre porque se prendaba la recaudación impositiva como aval.) Los pagos ya efectuados serían considerados como adelantos en efectivo a los acreedores que entraran en el nuevo trueque. “Cuando tratamos de confirmar esas afirmaciones (de Nielsen), miembros de la oficina de Crédito Público nos informaron que la idea estaba bajo estudio, pero lejos de una conclusión. De hecho, al eliminar los PG, y siempre que el valor nominal de las acreencias originales –vale decir, U$S 42 mil millones– quedara en pie, la deuda pública total saltaría a 197,2 mil millones de dólares.
Según fuentes no oficiales –indica el informe–, “la proyección del Gobierno incluyó un conjunto de supuestos de máxima respecto de ciertos pasivos contingentes futuros”. Así, la emisión de 3200 millones de dólares en Boden por los depósitos congelados residuales, y un bono compensatorio por 7800 millones de pesos a ser colocado en el Banco Central para rescatar las cuasimonedas. Finalmente, al stock de Préstamos Garantizados se le añadieron 3100 millones de pesos por los intereses corridos que fueron capitalizados. En cambio, quedaron fuera de la deuda estimada los compromisos que podrían surgir de los litigios en curso con las privatizadas. Según cómo se computen los reclamos, éstos sumarían entre 2500 y diez mil millones de dólares.
LatinSource consigna que el Gobierno está particularmente afligido por los precios “extremadamente altos” de los bonos. “Mr. Nielsen cree que los precios corrientes de mercado –citan– no son consistentes con un proceso razonable de restructuración que devuelva sustentabilidad a la economía argentina.” Si los papeles de deuda del país cotizaran con un desagio aún más marcado, los tenedores se sentirían más inclinados a aceptar un entendimiento más duro para ellos.
De acuerdo con esta consultora, Economía quiere que el mercado se maneje con las hipótesis de máxima respecto de la deuda, sumando eventuales agregados. Le incomoda que las negociaciones arranquen con estimaciones de deuda que resulten a la postre demasiado bajas. “Es por eso –infieren los analistas– que (ellos, los gobernantes argentinos) están explicitando pasivos contingentes que el mercado podría haber valuado mal.” Cuanto más se debe, menos se puede pagar.