ECONOMíA › EL MINISTRO DE PLANIFICACION SE REUNIO CON EL PRESIDENTE DE ROSATOM

La apuesta rusa para construir la central

La estatal rusa quiere ganar el contrato para construir la central nuclear de uranio enriquecido, que podría demandar 10 mil millones de dólares de inversión. De Vido adelantó que el llamado a licitación será este año.

 Por Fernando Krakowiak

Desde San Petersburgo

El ministro de Planificación, Julio De Vido, se reunió ayer con el presidente de la corporación estatal rusa Rosatom, Serguei Kirienko. La empresa quiere quedarse con el contrato para construir la central nuclear de uranio enriquecido que planea el Gobierno y que podría demandar una inversión de hasta 10 mil millones de dólares. Durante el encuentro, ambas partes acordaron el envío de una delegación de técnicos argentinos a Moscú dentro de dos semanas para ofrecer más detalles sobre las condiciones que fijará el Gobierno en los pliegos de licitación.

San Petersburgo tuvo ayer otra jornada a pleno sol que se extendió hasta cerca de la “medianoche”. Durante junio, el sol se esconde aquí apenas un par de horas por día. Ese fenómeno conocido como Noches Blancas lleva a que la ciudad prácticamente no duerma. Los comercios permanecen abiertos hasta tarde sin que haga falta siquiera encender el alumbrado público. Además, la inseguridad pareciera no ser un problema. Los nuevos ricos que se beneficiaron con el derrumbe de la Unión Soviética disfrutan el verano con excentricidades que no parecen propias de un país que fue comunista durante gran parte del siglo XX. Por las calles circulan unas limusinas blancas de diez metros de largo que se detienen para las fotos frente a las iglesias y los palacios del período zarista. A su vez, en los canales de esta Venecia del Norte también suelen verse lanchas lujosas y jóvenes haciendo jet ski.

La decisión de organizar la Conferencia Internacional de Energía Nuclear en este período del año no fue casual. La intención de las autoridades rusas fue también mostrar a una ciudad, de por sí esplendorosa, en su mejor época del año, lejos del crudo invierno durante el cual la temperatura suele llegar hasta los 25 grados bajo cero.

La conferencia continuó ayer y paralelamente los ministros aprovecharon para mantener encuentros bilaterales. De Vido se reunió por la mañana con Serguei Kirienko, presidente de la empresa nuclear Rosatom y uno de los hombres fuertes de Rusia. Kirienko, nieto de un histórico líder de la KGB soviética, fue nombrado primer ministro por Boris Yeltsin en marzo de 1998, con apenas 35 años. Entonces se destacó como uno de los jóvenes reformistas que comandaron el pasaje del comunismo a la economía de mercado, pero su paso por el gobierno fue breve, porque el estallido de la crisis rusa en agosto de 1998 le costó el puesto. En 2005, Putin lo puso al frente de la Agencia Estatal de Energía Atómica de Rusia, que en 2007 se transformó en la corporación estatal Rosatom.

Rosatom administra 33 reactores nucleares en Rusia y además está construyendo otros nueve en ese país y 19 en el exterior. La intención de la firma, que a su vez es una de las tres más grandes productoras de uranio del mundo, es tratar de expandirse en América latina y ven como una gran oportunidad la licitación que prepara Argentina para la construcción de una central nuclear de uranio enriquecido, tecnología en la que se especializan. Por ese motivo, el canciller ruso, Serguei Lavrov, le solicitó a Cristina Fernández de Kirchner a comienzos de mes que enviara una misión encabezada por un ministro a la conferencia nuclear. La Presidenta le encargó entonces a De Vido sumarse a una delegación que originalmente iba a estar encabezada por el secretario de Energía, Daniel Cameron.

Durante el encuentro, que se extendió por 45 minutos, De Vido le expresó a Kirienko que el Gobierno está decidido a seguir dándole impulso al programa nuclear y le manifestó que esa decisión forma parte de una política de Estado, porque en 2009 el Congreso declaró de interés nacional la puesta en marcha de una cuarta central nuclear. Ambas partes acordaron además que el gobierno argentino enviará en las próximas semanas una misión técnica a Moscú integrada por especialistas de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de Nucleoeléctrica que les ofrecerán a los rusos más detalles sobre las condiciones que Argentina quiere establecer en el contrato para la construcción de la nueva central. Hasta el momento, lo que dejó trascender el Gobierno es que privilegiará a quienes estén dispuestos a financiar la obra, transferir tecnología y ofertar un alto contenido de integración local.

Las centrales en carpeta son dos. La primera será de uranio natural y agua pesada y la segunda de uranio enriquecido. La central de uranio natural demandará una inversión de 3000 millones de dólares por reactor y aportaría unos 760 megavatios, mientras que para la de uranio enriquecido la inversión proyectada por reactor es de 5000 millones de dólares y la potencia es de 1200 megavatios. Si el Gobierno confirma la decisión de construir dos centrales con dos reactores cada una, la inversión se elevaría a 16 mil millones de dólares.

Rosatom está interesada sólo en la central de uranio enriquecido, un negocio que podría ser de 10 mil millones de dólares. No obstante, los rusos saben que no será fácil alzarse con el contrato, pues hay otros jugadores fuertes que están en carrera, como Korea Electric Power Corp. (Kepco), China National Nuclear Corp. (CNNC), la francesa Areva y las estadounidenses Westinghouse y General Electric.

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Kirienko, presidente de una empresa estatal que administra 33 reactores nucleares, y De Vido.
Imagen: Télam
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