Martes, 2 de julio de 2013 | Hoy
ECONOMíA › VENCIó LA RESTRICCIóN PARA LA IMPORTACIóN DE VEHíCULOS DESDE BRASIL
El sistema de regulación del comercio entre Argentina y Brasil para la industria automotriz quedó sin efecto, ya que no se produjo la prórroga esperada. De todos modos, este año la situación es estable y en 2014 los países deben discutir una nueva política común.
Una de las herramientas que regulaban el comercio de autos entre Argentina y Brasil quedó sin efecto ayer, ya que los gobiernos no pudieron definir su prórroga. Se trata del coeficiente “flex”, que establecía un límite al desbalance comercial de autos y autopartes. En los últimos cinco años, el intercambio bilateral se mantuvo en esos márgenes, es decir que el “flex” fue virtual, sin efectos directos, y la tendencia este año es hacia un desbalance menor. Por otro lado, a mediados de 2014 deberá discutirse toda la Política Automotriz del Mercosur (PAM), de modo que en el sector no ven la falta del “flex” como una modificación sustancial del panorama del comercio. Desde el gobierno argentino buscaban la prórroga mientras que Brasil quería el libre comercio, posición que finalmente prevaleció. De todas maneras, el próximo 12 de julio tendrá lugar la cumbre de presidentes del Mercosur en Montevideo. Allí Cristina Fernández y Dilma Rousseff podrían aportar novedades sobre el tema.
El automotor es uno de los pocos sectores industriales que cuenta con una estrategia de integración a nivel regional, que se plasma en la PAM. Ese cuerpo normativo fue concebido en los ’90 para satisfacer las necesidades de las terminales automotrices de operar en un mercado “ampliado”. En los últimos años, el esquema permitió a la industria argentina incrementar mucho la producción, pero limitó la integración nacional de partes y piezas, por lo que consolidó el déficit comercial del sector.
La PAM establece que el comercio bilateral es libre de aranceles siempre que las terminales automotrices cumplan con un mínimo de integración de partes fabricadas en la región, del 60 por ciento. En cambio, la importación de autos desde extrazona tiene un arancel del 35 por ciento, mientras que las importaciones de autopartes, una tasa del 16 por ciento en promedio. Otro de los instrumentos de la PAM era el flex, que caducó.
El flex definía que por cada dólar que Brasil importaba por el complejo automotor (autos y autopartes) desde Argentina, podía exportar 1,95 dólar. Es decir que si adquiría por 1000, vendía hasta 1950 dólares. Si el saldo era favorable a la Argentina, por cada dólar comprado no podía exportar más de 2,50, de modo que importaciones por 1000 permitían exportar 2500 dólares. Por fuera de esos márgenes, el comercio quedaba sujeto a los aranceles, con la baja de competitividad para los productos involucrados, lo que desalentaba esas operaciones.
De enero a mayo, el flex real, que se desprende del déficit bilateral de 382 millones de dólares, según datos de Adefa, es de 1,17. Eso implica que en la práctica la regulación de ese instrumento no jugaba papel alguno. En 2012, el déficit con Brasil fue de 922 millones de dólares, y el flex, de 1,20, también dentro del margen, que llegaba a 1,95. “El desequilibrio comercial se ha reducido, así que en la práctica la falta del flex no cambia mucho. Aparte, el año para las fábricas ya está jugado, lo que está previsto comprar y vender, se va a concretar”, dijo a este diario el representante de una terminal automotriz.
La discusión de fondo tendrá lugar el año que viene, cuando los países deban dictar la nueva PAM. Definirán allí nuevas condiciones de origen, a través de las cuales el gobierno nacional pretende estimular la industria autopartista, y aranceles al comercio exterior.
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