El Gobierno designó a un funcionario del equipo del viceministro de Economía, Axel Kicillof, como director del Banco Central. Se trata de Pablo López, un joven economista especializado en historia económica y mercado de capitales que hasta ahora se desempeñaba como director nacional de Política Macroeconómica. La semana pasada Kicillof había sido designado representante del ministro de Economía en la entidad que conduce Mercedes Marcó del Pont, desplazando al secretario de Finanzas, Adrián Cosentino.

El desembarco de López y la posibilidad de participar en las reuniones del directorio como representante de Economía le permiten a Kicillof realizar un seguimiento desde adentro de la política monetaria, financiera y cambiaria. En el equipo de Marcó del Pont consideraron “positiva” la incorporación de López y señalaron que permitirá fortalecer el espacio de coordinación y discusión económica entre el Palacio de Hacienda y el BCRA. Para algunos directivos del Central, la participación de Kicillof el jueves pasado en la reunión de directorio dejó entrever algunas diferencias con la conducción del banco, como por ejemplo con el incremento en las tasas de interés que fija el organismo para sus instrumentos financieros.

López debutó ayer en el directorio del BCRA. El economista posee una maestría en historia económica y realizó un posgrado en mercados de capitales, es profesor adjunto de Macroeconomía en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y fue becario del Idehesi-Conicet. Antes de llegar a Economía trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores y, como la mayoría de los funcionarios del equipo de Kicillof, fue miembro del Cenda, el centro de estudios que encabezaba el viceministro.

Con su designación, el directorio pasará a estar compuesto por nueve miembros sobre un total de diez posibles (ocho directores, el vicepresidente y el presidente). Pero la renovación será mayor en septiembre cuando concluyan los mandatos de tres antiguos directivos de la entidad: Gabriela Ciganotto, ex titular del Banco Nación; Carlos Pérez, muy cercano al desplazado titular de la entidad, Martín Redrado, y Waldo Farías, quien hasta abril de 2011 se desempeñaba como superintendente de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central y fue removido por CFK por autorizar a un conjunto de bancos extranjeros a distribuir dividendos por una cifra superior a los 500 millones de dólares sin consultar a las autoridades del BCRA.

Se requiere un quórum de cinco directores para sesionar, pero el objetivo es que el directorio esté conformado, como mínimo, por ocho miembros. Por eso, probablemente CFK designe dentro de tres meses por lo menos dos nuevos directivos para el BCRA. López ocupará el cargo “en comisión” hasta que su pliego sea acordado en el Senado, la misma condición que arrastra Marcó del Pont desde que reemplazó a Redrado.

Después del desplazamiento del ex presidente del organismo, quien se negó a habilitar el uso de reservas para el pago de vencimientos de deuda, ninguno de los funcionarios que fueron designados en el directorio logró el visto bueno del Senado. Esa situación no responde tanto a la resistencia de los legisladores de la oposición sino más bien a la falta de voluntad del Gobierno por promover su aprobación. Los cargos directivos en el BCRA tienen plazos más extensos que los mandatos populares del Poder Ejecutivo, ya que duran 6 años. Se trata de una rémora del diseño neoliberal de los bancos centrales que no fue removida en la reforma estructural de la Carta Orgánica del Banco Central impulsada por el Gobierno el año pasado.

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