ECONOMíA › PANORAMA ECONOMICO
¿Demasiado izKierdista?
¿Kirchner se mandó demasiado a la izquierda? ¿Cuánto tiempo podrá sostenerse en esta línea, ahora que Lula llama “compañero” a Bush? No es sólo desde la derecha de donde puede plantearse esta pregunta. Casi al revés: a la izquierda no le vendría mal prever el eventual momento en que el establishment, que por ahora deja hacer, se abalance sobre el presidente. Probablemente estén esperando los primeros brotes de impaciencia popular ante una situación laboral y salarial que mejora poco o nada, y la difícil opción entre los acreedores financieros externos y la enorme deuda social interna. Que anteayer, mientras tres ministros anunciaban mejoras salariales, el presidente fuera al aniversario de la Bolsa quizás indique una nueva valoración oficial de los peligros que se ciernen desde el frente empresario-financiero. La inquietud por el curso de los acontecimientos ha sido resumida, con precisión y contundencia, por Carlos Bonvecchi, un economista de bajo perfil que ejerció diversos cargos –llegó a ser secretario de Comercio– como miembro del equipo de Juan Sourrouille, durante el gobierno de Raúl Alfonsín. En tres carillas describe la encrucijada actual, en términos que a continuación se resumen:
- Las fuentes de crecimiento económico provienen de la expansión de la demanda interna (consumo e inversión), la sustitución de importaciones y el aumento de las exportaciones. Estas variables pueden empujar para arriba, pero también para abajo.
- Las cifras muestran que el actual proceso de recuperación económica está perdiendo dinamismo, lo cual abre interrogantes sobre su sustentabilidad.
- Las exportaciones han venido creciendo, pero gracias a altos precios mundiales de los bienes básicos que exporta el país (precios que en cualquier momento pueden descender).
- En los dos últimos trimestres, la contribución de la sustitución de importaciones al PBI fue negativa porque se inició un proceso de “desustitución”, que probablemente continuará y afecta particularmente a algunas de las ramas industriales que más impulsaron el renacer de las actividades sustitutivas. Esos sectores están enfrentando ahora en condiciones cada vez más desventajosas la competencia de Brasil (cuya economía está entrando en recesión).
- La expansión del nivel de actividad descansará, por ende, en el desempeño ascendente de la demanda interna de bienes de consumo y de inversión.
- Para que la demanda interna se erija en el sostén principal del proceso de reactivación y crecimiento de la producción es necesario que se den, como mínimo, algunas de –sino todas– las siguientes condiciones: un aumento del empleo, un incremento en el ingreso real de la población, una redistribución del ingreso hacia los sectores más postergados, una expansión del crédito y la vigencia de un “clima de negocios”, que induzca a los empresarios a invertir.
- En cuanto al empleo, hasta ahora creció mínimamente, y no hay perspectivas de una más acelerada creación de puestos de trabajo. Es posible sí que las privatizadas y los bancos reduzcan personal.
- Respecto de los salarios, no parece haber margen para nuevas mejoras, pese a que las ya otorgadas compensaron sólo mínimamente el deterioro que siguió a la devaluación. (Los anuncios oficiales del jueves tienden sólo a un blanqueo de salarios, y a reforzar así los ingresos de la seguridad social y del fisco, salvo en el caso de los jubilados.)
- La restricción presupuestaria no permitirá extender el impacto redistributivo de los planes de asistencia social, como el de jefas y jefes de hogar desocupados, con su impacto sobre el consumo.* En relación al “clima de negocios”, éste no será estimulante –afirma Bonvecchi– mientras no se alcance el paraguas institucional que puede proveer un nuevo acuerdo con el FMI y se encaren cuestiones económicas pendientes (tarifas, sistema bancario, restructuración de la deuda privada, presión impositiva...). La indefinición actual conduce a los empresarios a adoptar comportamientos expectantes, defensivos u oportunistas.
- En consecuencia, en un contexto en el que predomina un alto y fluctuante nivel de incertidumbre caben pocas dudas respecto de que el proceso de recuperación y crecimiento económico será menor al potencial y, seguramente también, al deseado.
- Ello no significa necesariamente, sin embargo, que el actual proceso de reactivación se detendrá o revertirá. De no mediar grandes perturbaciones internas o externas, el escenario más probable es uno conformado por la presencia de significativos niveles de volatilidad en un marco de moderado y menguante incremento en el nivel de actividad. Se reitera: moderado y menguante incremento en el nivel de actividad.
- Si la economía argentina crece perezosamente y el Fondo reclama la obtención de un amplio superávit fiscal primario (ahorro del sector público destinado a afrontar la carga de la deuda), el acuerdo entre el país y el organismo se torna una misión imposible.
- En esas condiciones, el mero expediente de luchar contra los bolsones de evasión, sin aumentar los impuestos, no asegura una expansión de la recaudación tributaria que permita prescindir de un severo ajuste en los gastos públicos primarios, destinado a lograr el superávit requerido por el FMI. Pero ese severo ajuste conduciría a fuertes tensiones políticas, institucionales y sociales.
- Si se optara por inyectar más poder de compra y más crédito para acelerar el crecimiento de la economía, además de otros riesgos se correría el de una eventual corrida contra el peso si sobreviniese una abrupta caída en la demanda de dinero por un aumento de la incertidumbre y la volatilidad.
- A juzgar por recientes declaraciones del ministro de Economía –remata Bonvecchi–, las prioridades del gobierno pasan por estimular la creación de puestos de trabajo, y no necesariamente por restructurar la deuda externa, el sistema financiero y las tarifas, ni por el logro de un superávit razonable en las cuentas públicas. Pero tratándose de un hombre experimentado en estas lides –dice–, Lavagna sabe que tampoco puede soslayar por demasiado tiempo las demandas de los otros agentes económicos. Le espera, por tanto, un sendero caracterizado por pocas y duras alternativas de política económica.