El nivel general de salarios de la economía aumentó 25,88 por ciento en 2013 respecto del año anterior, según informó ayer el Indec. A su vez, en diciembre las remuneraciones avanzaron 1,9 por ciento en relación con el mes previo. Este incremento de los ingresos de los asalariados permitió sostener el poder de compra de la población. La estimación del alza de precios oficial fue del 11 por ciento, mientras que relevamientos privados ubicaron la inflación en torno del 25 por ciento. Trabajadores informales fueron los que recibieron mayor incremento de sueldo, con una suba del 27,67 por ciento, al tiempo que empleados de la administración pública recibieron 26,17 y asalariados en blanco privados, 25,1.

La recomposición de salarios del 2013 fue un factor relevante del mercado laboral, el cual se destacó además por alcanzar en el tercer trimestre del año una tasa de desocupación del 6,8 por ciento. Esta última cifra fue el índice de desempleo más bajo de los últimos diez años. El aumento de ingresos de los asalariados permitió reactivar el consumo del mercado interno, con aceleración de las ventas en supermercados, centros de compras y comercios de electrodomésticos, al tiempo que se registraron records de patentamientos de autos y motos cero kilómetro. La política de ingresos del Gobierno fue central para explicar este dinamismo. Además de las negociaciones colectivas de trabajo, el Estado incentivó el consumo a través de tarifas subsidiadas de los servicios públicos, permitiendo incrementar la cantidad de recursos disponibles de los trabajadores para destinar a compras. También convalidó tasas de interés bajas, lo cual impulsó los créditos para el consumo.

Estas iniciativas del Gobierno, pese a que fueron centrales en 2013 para reactivar la demanda del mercado interno, no parece que vuelvan a repetirse este año. Las tasas de interés registraron una suba de casi nueve puntos porcentuales durante las primeras semanas del año, mientras que el esquema de subsidios a las tarifas tendría recortes, según se desprende de las declaraciones de altos funcionarios. Evaluar este cambio de la política requiere comprender que la situación macroeconómica del 2014 es diferente de la del año pasado. El equipo económico no busca con este giro limitar el consumo de la población, sino que pretende desactivar la inestabilidad cambiaria, con el objetivo de evitar una crisis con ajuste brusco del poder de compra.

La explicación central es que en un escenario de pánico cambiario, como el de las primeras semanas de 2014, la población utiliza una mayor proporción de pesos disponibles para cambiarlos por dólares.

La situación no es menor, debido a que potencia presiones para que aumente el tipo de cambio (mayor ritmo de devaluación) y, por tanto, acelera el alza de los precios internos. Frente a este escenario, el Gobierno se muestra pragmático y modifica su estrategia de política económica. El incremento de la tasa de interés apunta a tentar a individuos con pesos excedentes a colocarlos en depósitos bancarios y a restringir el crédito, lo cual colabora para contener la salida de divisas. También el recorte de subsidios restaría recursos que presionan sobre el dólar.

Informe: Federico Kucher.