ECONOMíA
“Hay que pensar si es necesario un ajuste de tarifas telefónicas”
Gerardo Werthein, director del Grupo “Los W”, explica la estrategia familiar en la compra de la mitad de Telecom Argentina. Dice que no hay que aumentar tarifas que el consumidor no puede pagar. Y que el objetivo inmediato es reestructurar la deuda de la compañía.
Por Cledis Candelaresi
A pesar de su coyuntural protagonismo, Gerardo Werthein es el benjamín de “Los W S.A.”, la inversora familiar que acaba de reemplazar a los franceses en Telecom Argentina. Al cuarteto de socios, que también opera La Caja, lo completan sus tíos Adrián, Daniel y Leo. Para todos ellos quedó muy lejos el almacén pampeano de ramos generales “El Hebreo” donde los abuelos rusos y rumanos comenzaron a gestar la fortuna de la familia. Ahora el negocio se diversificó del campo y los seguros a la telefonía, adonde arriban con un criterio que rompe el discurso de las privatizadas: aplicar aumentos sólo “si se pueden pagar” y optar por proveedores locales tanto como se pueda. La conversación con Página/12 se interrumpió para que el empresario acudiera a la convocatoria que le hizo Néstor Kirchner, a quien profesa evidente simpatía.
En la Casa Rosada le tomaron las fotos que prefirió eludir durante la entrevista con este diario, en la que se jactó de que la acción de Nortel ayer remontó “un 17 por ciento en los Estados Unidos”. Algo que a su juicio prueba que el reemplazo de un accionista francés por uno argentino no es necesariamente interpretado como una mala señal en el exterior.
–¿Tomaron contacto con alguna otra empresa con miras a asociarse para esta operación?
–Sólo con Telecom Italia, que mantiene su participación, equivalente al 50 por ciento de Nortel. Nosotros compramos el 48 por ciento, con opción a un 2 por ciento restante. Era necesario suscribir un acuerdo con ellos para tomar el control de Telecom. Y ahora, gracias a Dios, vamos a establecer una sociedad con capital argentino que brinda servicios a argentinos.
–¿Telecom Italia no considera la posibilidad de desinvertir en Argentina?
–No. Todo lo contrario. Telecom Italia es de Pirelli, que está en Argentina desde hace muchos años, donde ya soportaron muchas tormentas. Así que no tendrían por qué irse ahora. Además, tienen intereses regionales, porque invirtieron en Brasil y en Chile. Ellos sostienen una ideología que nosotros compartimos plenamente: no se puede tener una compañía en Argentina sin un socio argentino. En los últimos años parecía que los argentinos no teníamos espacio. Es muy bienvenido el capital de las empresas del exterior, pero tiene que estar acompañado por capitales argentinos. Debe haber una cara visible, no sólo un gerente. A nosotros nos movió mucho un discurso del Presidente en el que prometió que se arbitrarían los medios para que los capitales locales tuvieran el mismo tratamiento que los otros.
–¿Usted cree que hasta ahora se discriminó al capital nacional?
–Según el mapa de las privatizaciones, puede decirse que todas las compañías quedaron en manos de empresas extranjeras. También se pensó que todo lo que era extranjero era garantía de solvencia y cumplimiento. El tiempo y los hechos demostraron que no era así.
–Tampoco lo fue en el caso de empresas confiadas a capitales nacionales, como Correo y Aeropuertos, por ejemplo.
–Un país debe tener protagonismo sobre sus empresas y las cosas que consume su gente. Yo y mi familia creemos que Argentina tiene un futuro muy importante: hay que mirar de dónde venimos para ver adónde vamos.
–¿Los 125 millones de dólares que se comprometen a pagar por la mitad de Nortel son un precio justo para lo que ustedes compran o prueba que los accionistas franceses quieren huir del país?
–Compramos una compañía con su deuda, que hay que reestructurar. El precio es adecuado, según el valor que tiene la compañía hoy en la Bolsa. Pero, seguramente, cuando se reestructuren sus 2800 millones de obligaciones el valor va a subir.
–¿Sobre qué pauta deberían reestructurarse esas obligaciones?
–Por razones regulatorias aún no nos pudimos meter de lleno en esa cuestión. Pero creemos que la reestructuración de la deuda es totalmente posible y la compañía viable.
–¿Es viable en qué condiciones?
–La compañía puede pagar sus deudas con el correr de los años.
–¿Con el nivel de ingresos actual?
–Esto nos lleva al tema de las tarifas. Hoy se plantea un enfrentamiento global de las empresas privatizadas con el Gobierno. Yo creo que hay que separar las aguas: una cosa son las eléctricas, otra las proveedoras de aguas, y otra las telefónicas. Creo que hay que tratar caso por caso con mucha transparencia. No estamos de acuerdo con una actitud confrontativa. Es como si mañana un supermercado subiera caprichosamente los precios un 30 por ciento mientras la gente conserva el mismo ingreso: van a vender menos. Hay que ser inteligentes, pragmáticos e ingeniosos.
–¿Cuál sería una solución “inteligente” e “ingeniosa” en este caso?
–Lo primero que hay que pensar es si es necesario el ajuste y de cuánto.
–¿Entonces puede que no sea necesario un aumento?
–Nadie puede salir de contexto de lo que pasa en Argentina. Los consumidores tienen serios problemas y limitaciones. Por eso tienen que formar parte del análisis. Quizás podría haber ajustes selectivos. Pero la clave es que el nuevo precio se pueda pagar. De otro modo, no tiene sentido hacer un ajuste.
–Todas las privatizadas admiten que dejaron de invertir para expandir o mejorar la calidad del servicio. ¿En telefonía esto no tiene el agravante de que los equipos quedarán tecnológicamente rezagados?
–Telecom ha hecho enormes inversiones y está a la vanguardia tecnológica, con una red de excelencia muy actualizada. Pero no suspendió sus inversiones, sólo las redujo. Y esto se verifica por la calidad de servicio que presta. No estamos en un caso acuciante de hoy para mañana, que imponga hacer otras inversiones con urgencia. Podemos tomarnos cierto tiempo para definir una estrategia. Además, tenemos que buscar que los insumos que se necesitan se puedan producir en la Argentina. Eso tendría un efecto multiplicador sobre el trabajo y ocupación muy importante.
Hay que ser razonables y tener sentido común.
–¿Cuál es la estrategia global de ustedes como grupo, más allá de Telecom?
–Cuidaremos lo que tenemos. Pero nuestra expectativa es que el país comenzará a crecer y, por lo tanto, la demanda en telefonía también. Primero, reestructuraremos la deuda. Después habrá nuevas inversiones.