SOCIEDAD › CASO GANDIAGA: DECLARAN CULPABLES A DOS DE LOS TRES ACUSADOS
Doble condena para un crimen atroz
Un tribunal sentenció a 21 años de prisión a dos empleados del club GEBA y absolvió al tercer acusado. Familiares de los condenados provocaron incidentes al protestar contra el fallo.
Por Carlos Rodríguez
Los 21 años de prisión dictados contra dos de los tres acusados por la violación seguida de muerte de la maestra Fabiana Gandiaga –el tercero fue absuelto– desataron un escándalo protagonizado por los familiares de los condenados, que acusaron al tribunal de “no haber investigado a los verdaderos autores” del hecho, ocurrido el 20 de octubre de 2001 en la sede del club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). Durante 40 minutos, el revuelo que había comenzado en la sala de audiencias, con gritos contra los miembros del Tribunal Oral 14, siguió en la esquina de Lavalle y Libertad, donde se habían concentrado unos cien allegados a los imputados, con pancartas que señalaban como presuntos responsables a dos empleados jerárquicos de GEBA que nunca estuvieron en la mira de la Justicia. Hubo insultos, empujones, llantos, forcejeos con la policía e intentos de agresión entre integrantes del mismo grupo. En medio del descontrol, María del Carmen, la mamá de la víctima, se retiró sola, en silencio, sin dar opinión sobre el fallo, con su dolor a cuestas.
La sala del primer piso del edificio de Lavalle 1171 estaba totalmente colmada de público. La lectura del fallo fue breve, ya que sólo se dieron a conocer las condenas de 21 años de prisión contra Fernando Antúnez, de 23 años de edad, y Carlos Vallejo, de 20, y la absolución del tercer imputado, Miguel Angel López, de 22. Los tres realizaban tareas de limpieza en el club. Los jueces Beatriz Bistue de Soler, Hugo Cataldi y Liliana Barrionuevo darán a conocer los fundamentos el martes próximo. El fiscal Clorindo Mendieta había pedido 23 años y nueve meses para Antúnez y 24 años para Vallejo y para López. La violación y el homicidio de Fabiana Gandiaga se produjeron en el interior del GEBA, al que había concurrido para presenciar un torneo de taekwondo en el que participaba su hijo.
Gandiaga, quien estaba acompañada por su amiga Adriana Caniglia, salió cerca de las 15 del gimnasio donde se hacía el torneo con la intención de comprar una gaseosa. Como era la primera vez que iba al club, se perdió en la maraña de pasillos que hay en el edificio de Perón 1154, que tiene varias entradas y que está intercomunicado con otras dos moles de cemento aledañas. La agresión sexual fue cometida en un baño que estaba clausurado y las circunstancias se conocieron a partir del testimonio de Antúnez, que primero involucró a Vallejo y a López, para luego dirigir también sus imputaciones a otras dos personas que nunca fueron investigadas, ni en la etapa de instrucción ni durante el juicio oral que concluyó ayer.
A las 9.30 de ayer, cuatro horas antes de que se conociera la sentencia, los tres imputados hicieron un breve descargo final. Antúnez reiteró la postura que mantuvo durante el juicio: “Soy inocente, (Enzo) Sánchez y (Gustavo) Farana (dos empleados jerárquicos de GEBA) son los culpables. No quiero que se me culpe por no tener dinero”. El segundo en hablar fue López, el único que resultó absuelto, quien también se declaró “inocente” y juró que no se había movido de la oficina de limpieza durante la hora, entre las 15 y las 16, en que se produjo el hecho. Vallejo, a su turno, dijo: “Lo único que pido es irme con papá y mamá a casa”. Agregó que descreía de la Justicia “porque lamentablemente esto es Argentina”.
Una vez conocido el fallo, fuentes allegadas al representante legal de la familia Gandiaga, Jacinto Devalle, confirmaron que habrá dos demandas legales contra el GEBA para reclamar el pago de una indemnización por lo ocurrido, ya que se interpreta que “el hecho no hubiera sucedido si el club hubiera tenido las instalaciones debidamente señalizadas y en condiciones”. Una de las demandas será impulsada por Andrés Cabana Monroy, viudo de Gandiaga, que ahora vive en Europa y que ayer no estuvo en la sala de audiencias. La otra será planteada por María del Carmen de Gandiaga, que ayer se retiró rápidamente para escaparles a los disturbios.
Para los familiares de la víctima resulta incomprensible que una violación de estas características se haya producido en pleno día, en un lugar cerrado, donde en la tarde del hecho había cerca de 400 personas. El cuerpo de Gandiaga estuvo oculto una semana en un hueco que conduce a unacámara de electricidad situada al lado de un ascensor fuera de servicio. El ocultamiento dio lugar a especulaciones sobre la presunta participación de personal jerárquico del GEBA, pero la sospecha nunca fue convalidada por la Justicia, que sólo acusó a los tres empleados de limpieza.
Estela Rosales, defensora de Antúnez, insistió en que “los tres son inocentes” y por eso anticipó que pedirá la revisión de la condena por parte de la Cámara de Casación. Lo mismo harían el fiscal y la querella, respecto de la absolución de López. La doctora Rosales sostuvo que “si a López lo declararon inocente, es absurdo que hayan condenado a los otros dos imputados, ya que las pruebas eran las mismas”. De todos modos, tanto Antúnez como Vallejo tenían rasguños en los brazos y en el cuerpo que según los peritos podrían haber sido producidos por la víctima, al intentar defenderse. Contra López, en cambio, la única prueba era el testimonio de Antúnez, que lo ubicaba en el lugar del hecho.
Ayer, una de las más conmocionadas por el fallo era Estela del Valle Castro, la madre de Vallejo, quien pedía explicación tanto a los jueces como a la Virgen del Valle. La mujer se arrojó sobre el asfalto, en la puerta del tribunal, y golpeó su cabeza contra el cemento. Los únicos que festejaron fueron los familiares de López, que pasó casi dos años preso y hoy recuperará la libertad.