“Cobrar el Impuesto a las Ganancias es filosófica e ideológicamente necesario. El que más gana debe ser el que más solidariamente contribuye”, afirmó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Durante su conferencia de prensa matutina, el funcionario volvió a desestimar la posibilidad de modificar el tributo que recae sobre los trabajadores con ingresos más elevados. Las declaraciones de Capitanich fueron cuestionadas desde las diferentes facciones del sindicalismo. “La prudencia tiene un límite”, fue la amenaza lanzada ayer por Hugo Moyano, titular del gremio de Camioneros y de una de las dos CGT, al advertir sobre posibles medidas de fuerza. Por su parte, el secretario general de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri, reclamó que el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias sea elevado de 15 a 20 mil pesos. El dirigente enrolado en la central sindical que encabeza Antonio Caló, de la UOM, también reclamó una modificación en la escala de las alícuotas.

El Ministerio de Economía informó que alrededor del 10 por ciento de los asalariados registrados pagan Impuesto a las Ganancias. “Es un impuesto a los altos ingresos, a los trabajadores que más ganan. A nadie le gusta pagar impuestos, pero este impuesto es una contribución solidaria de los trabajadores que más ganan”, afirmó el titular del Palacio de Hacienda, Axel Kicillof, el fin de semana. La posición del funcionario fue reforzada ayer por el jefe de Gabinete, al reiterar que se trata de un tributo “solidario”. En sintonía con el ministro de Economía, Capitanich cuestionó los índices de precios al consumidor difundidos por las consultoras privadas y los diputados de la oposición que arrojan guarismos cercanos al 40 por ciento anual. “Son un mamarracho desde el punto de vista metodológico”, advirtió el funcionario.

“La prudencia tiene un límite. Cuando a esa prudencia además le faltan el respeto, se toman las medidas que hay que tomar. El miércoles las anunciaremos”, amenazó Moyano al referirse a posibles acciones, como ya había hecho el titular de la CTA Autónoma, Pablo Micheli. “Se hacen los marxistas con la plata de los otros y son más liberales que quienes ellos mismos critican”, apuntó el gremialista. “Creemos que hay sectores que están postergados, y muy por debajo de 3000 o 4000, pero también sabemos que 15.000 para un obrero calificado hoy no es un salario de privilegio, y debería tenerse en cuenta”, sostuvo Lingieri. “La tabla está perimida, desvirtuada, hay que llevar el mínimo no imponible a 20.000, pero también modificar las escalas”, reclamó el titular de Obras Sanitarias.