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La pelea de fondo por el modelo se da alrededor del Presupuesto

La CTA atacó el proyecto, que se trata esta semana en comisión, por mantener las AFJP y no hacer una reforma fiscal. La fundación de Lavagna defendió el superávit y la reasignación de recursos al área social.

 Por Claudio Scaletta

Esta semana el Congreso comenzará a tratar en comisión el proyecto de ley de Presupuesto 2004. Fuentes cercanas al Ministerio de Economía destacan que el esfuerzo fiscal implícito en un superávit del 3 por ciento del PIB será compensado por el mayor gasto social, pero desde distintos sectores, como FIDE y la CTA, señalan que la nueva norma dejará intacta la estructura de privilegios de la década del 90. Ello respondería a la ausencia de una reforma tributaria progresiva, la no revisión del régimen de AFJP que deja en manos de las administradoras privadas 4000 millones de pesos de aportes, y un nivel de superávit que congela el actual nivel de gasto público, impidiendo el uso de la política fiscal como instrumento para el crecimiento, lo que finalmente frenaría la recuperación.
Fuentes cercanas al Gobierno consideran que el 3 por ciento de superávit proyectado para el 2004 en el sector público nacional y provincial significará un esfuerzo fiscal muy superior al conseguido, por ejemplo, en los mejores momentos de la convertibilidad, cuando el exceso de ingresos sobre gastos rondaba el 1 por ciento. No obstante, este mayor esfuerzo para cumplir con las exigencias del FMI sería contrapesado con el promocionado aumento proporcional del gasto social. La consultora Ecolatina, fundada por el mismo ministro Roberto Lavagna, destacó en su informe de ayer que los gastos sociales representarán el año próximo el 68 por ciento de las erogaciones presupuestarias, entre un 3 y un 7 por ciento por encima de las proporciones destinadas para el mismo fin durante los años ‘90. Si bien en términos reales el gasto permanecerá congelado, este aumento proporcional le permitió a Lavagna decir que existirá un “superávit fiscal progresista”.
La visión de las consultoras y analistas tradicionalmente considerados “progresistas” está, sin embargo, alejada de la visión ministerial. Los números del Presupuesto fueron duramente cuestionados por recientes trabajos de FIDE y de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), para los que las limitaciones emergentes de las nuevas restricciones fiscales, al congelar el gasto primario en los niveles (reales) actuales, obligarán a que la prioridad asignada a determinadas partidas, como por ejemplo los programas sociales o Ciencia y Técnica, deban financiarse con el deterioro de otras, como el salario de los trabajadores del sector público, la inversión estatal y las jubilaciones.
Al respecto Ecolatina destaca el logro presupuestario de bajar el gasto de la administración gubernamental, el que en 2004 será del 7 por ciento del total, un punto y medio por debajo del de 2003 y 5 puntos por debajo del 13 por ciento que representó en 1993.
La CTA, en tanto, sostuvo que el nuevo Presupuesto deja intactas las relaciones de poder de la década pasada. Ello se debería a:
- La ausencia de una reforma tributaria que presione sobre los sectores de mayor capacidad contributiva. Al respecto la central sindical destaca que en la nueva norma no se habla, por ejemplo, de contribuciones por parte de las empresas que licuaron sus deudas en el marco de la pesificación y se continúa con el pago puntual y sin discusión de los préstamos garantizados, mayoritariamente en manos de los mismos bancos que se beneficiaron con la emisión de nueva deuda compensatoria de la pesificación. Tampoco se hace referencia a extender Ganancias a la renta financiera. En otras palabras, la recaudación seguirá centrándose en el IVA, Ganancias (excluida la financiera) y los tributos al comercio exterior. Para la CTA se excluye así la posibilidad de utilizar la política fiscal como instrumento de potenciación del crecimiento económico y la reindustrialización, con lo que no sólo se dejan intactas las relaciones de poder internas y las actuales condiciones de distribución del ingreso, sino que el crecimiento será más lento.
- La no revisión del régimen privado de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, lo que supone la no recuperación de los aportes de lostrabajadores activos, alrededor de 4000 millones de pesos de los que las AFJP seguirán filtrando el 35 por ciento.
- Una meta de superávit del 3 por ciento del PIB que, según la central sindical, no cuestiona el carácter de acreedores privilegiados de los organismos financieros internacionales. Para FIDE, además, este superávit se encuentra por encima del necesario para hacer frente a los compromisos con los organismos y la deuda que no está en default, pues los 2960 millones de dólares que por este concepto deben pagarse en 2004 podrían cubrirse con un superávit del 2 por ciento. En base a ello, la CTA destaca que el Presupuesto prevé la obtención de un superávit financiero que no tendrá asignación específica.
Ecolatina agrega por último que el superávit global del 3 por ciento demandará una fuerte disciplina fiscal, ya que mientras la economía debería crecer el 4 por ciento se prevé un incremento nominal de la recaudación impositiva del 13 por ciento, lo que equivale a 5200 millones de pesos adicionales. No obstante, esto podría compensarse con el aumento proyectado por la inflación en torno del 10 por ciento.

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Lavagna habló de “superávit progresista” por el mayor gasto social para el próximo año.
 
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