EL PAíS › EXODOS Y TENSIONES EN EL PARTIDO DE ELISA CARRIO
Los problemas de un estilo
Esta semana, dos dirigentes dieron el portazo. Carrió enfrentó un motín y en el partido hay preocupación por su estilo.
Por José Natanson
La semana pasada, la líder del ARI, Elisa Carrió, tuvo que enfrentar una rebelión y dos deserciones. La pampeana Lucy de Cornelis, titular de Mujeres Agropecuarias en Lucha y fundadora de la fuerza, emitió un comunicado con durísimas críticas a la chaqueña. El secretario parlamentario del bloque de diputados, el ex diputado Jorge Giles, decidió abandonar el partido, igual que un grupo de dirigentes de la mesa PYME del ARI. Aunque Carrió conserva altos niveles de popularidad y ha logrado sumar sectores políticos y sociales a su partido, la situación revela las dificultades para construir una fuerza nueva en un momento en que todo parece estar teñido de peronismo versión K.
La pérdida más importante es la de De Cornelis, que preside la organización de mujeres que nació en 1995 para oponerse a los remates del Banco de La Pampa y se fue extendiendo a otras provincias. Con 53 años y una larga historia de luchas sobre sus espaldas, De Cornelis, junto a otras integrantes de su movimiento como Joaquina Moreno, se convirtió en una de las máximas referentes del ARI pampeano, que debutó en las elecciones del 2001 con un resultado que sorprendió a propios y extraños: obtuvo el 17 por ciento, lejos del peronismo pero muy cerca del 20 por ciento que consiguió la Alianza.
La semana pasada, De Cornelis difundió una carta explicando sus diferencias con Carrió. “Todo conductor tiende generalmente a consultar al más cercano. Si ese grupo manipula el pensamiento general, lo más probable es que ese espacio se pierda inexorablemente en el tiempo. En el ARI no hay debate. Se estanca por la soberbia de una elite sumisa por conveniencia. No existen áreas de discusión de la militancia. Asusta la idea de debatir”, sostuvo la dirigente.
El disparador habría sido la decisión del ARI pampeano, avalada por Carrió, de formar una alianza con el sector del PJ que lidera Néstor Aguad. Respaldado por Néstor Kirchner, el ex gobernador Aguad armó un frente para disputar la elección con Carlos Verna, el cuestionado senador que se candidatea con el sello oficial del PJ y el apoyo del menemista Rubén Marín.
Pero en su carta De Cornelis no se limita a la coyuntura provincial. También se refiere a la performance nacional del ARI. “El ARI está mal. Debemos volver a instalarlo en la escena política. El fracaso de las últimas elecciones es el resultado de mezquindades y de una anarquía estratégica y filosófica. El ARI es de todos, pero depende de una sola persona. Esa es la triste realidad”, concluye.
Ante una consulta de Página/12, los voceros de Carrió aseguraron que De Cornelis se oponía a la alianza con Aguad, pero que al mismo tiempo avalaba la participación de dirigentes que le responden en la estructura de poder de Verna. Además, señalaron que el Movimiento Mujeres en Lucha de otras provincias continúa perteneciendo al ARI.
Giles también apeló a la vía epistolar, en este caso para comunicar su renuncia al ARI. Con una larga trayectoria política, el ex dirigente de Suteba había ingresado al Congreso de la mano del Frepaso. Más tarde se acercó a Carrió, que lo ubicó al frente del área de medio ambiente de su partido y lo designó como secretario parlamentario, un puesto clave para la organización del trabajo de la bancada.
En su carta, Giles cuestionó la decisión de Carrió de declarar la total independencia del ARI del Gobierno de la Ciudad y de la gestión porteña de Aníbal Ibarra. “Ante la falta de debate de un partido casi inexistente, tamaña decisión política invita a reflexionar”, sostuvo el ex diputado, que repasó las principales medidas implementadas por Kirchner y agregó que la decisión del ARI “roza el elitismo desde una visión agorera, que apuesta al fracaso de los otros para intentar, quizá, emerger nuevamente como la verdadera oposición. Es la hora de construir consensos y no de defender verdades reveladas”. Cerca de Carrió aseguran que la renuncia de Giles no se explica por cuestiones políticas sino más bien personales. Según dicen, pocos días atrás el ex diputado había enviado cartas a los legisladores electos, felicitándolos, y a Carrió, a la que aplaudía por los resultados electorales del ARI. “Lilita estaba disconforme con su trabajo. El decidió irse cuando le avisó que no tenía chances de seguir en el cargo”, explicaban cerca de la chaqueña.
La rebelión de las Mujeres en Lucha y la renuncia de Giles se suma al alejamiento de algunos de los integrantes de la Mesa PYME del ARI, que el economista jefe del partido, Rubén Lo Vuolo, presentó antes de las elecciones presidenciales con un acto en el Paseo La Plaza.
En la Capital las cosas no están mucho mejor. Aunque el sábado se lanzó una corriente interna alineada con Carrió, la decisión de la chaqueña de que su partido no participe del gabinete genera resistencias en muchos sectores, que no terminan de entender las razones de la negativa, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de la misma fuerza que apoyó la candidatura de Aníbal Ibarra.
Antes de estos episodios, que se sucedieron silenciosamente en los últimos días, el ARI había perdido el apoyo de los socialistas, que luego de declarar la independencia fracasaron en su apuesta electoral, y de Dante Gullo, que se alejó disconforme con la negociación de candidaturas. Mario Cafiero no renunció al partido, pero tomó distancia de Carrió y ahora se presenta como “ARI disidente”. Liliana Chiernajowsky se fue por una mezcla de razones personales y políticas.
Por supuesto, sería un error responsabilizar exclusivamente a Carrió por el éxodo de dirigentes, muchos de los cuales se alejaron disconformes con la asignación de cargos y candidaturas. Por otro lado, así como muchos se fueron, otros se incorporaron: la más notable es la líder de Ctera, Marta Maffei, que encabezó la lista de diputados del ARI en la provincia de Buenos Aires.
En cualquier caso, el abandono de algunas figuras y sectores revela las dificultades de Carrió para contener a sus partidarios. Con mucha visión política y una gran capacidad para sintonizar con la opinión pública, la chaqueña no es una experta en la negociación de corto plazo. Cada vez que puede la delega en sus operadores, especialmente en Rafael “Balito” Romá, un dirigente inteligente y respetado, con diálogo con todos los sectores.
Sin embargo, es evidente que la decisión de Carrió de esquivar temas tediosos pero imprescindibles (la relación con los aliados, la construcción paciente, la negociación y la rosca) genera cierta dificultad en el crecimiento del ARI.