ECONOMíA › CRECE LA TENSION ENTRE ECONOMIA Y EL BANCO CENTRAL
Las sonrisas son para la foto
La estrategia para mantener un tipo de cambio alto y la demora en instrumentar medidas de flexibilización para impulsar el crédito provocaron un enfriamiento del vínculo entre Lavagna y Prat Gay.
Por Claudio Zlotnik
En público, Roberto Lavagna y Alfonso Prat Gay dejan trascender que tienen una relación cordial. De hecho, ese vínculo se fortaleció luego de un comienzo turbulento, cuando el ministro de Economía precisó, a comienzos de año, de una decidida intervención del Banco Central para asegurar la recuperación económica. Pero la relación volvió a resentirse en los últimos días. Hay dos hechos que en las últimas horas enojaron a Lavagna: la lentitud del Central en sacar nuevas medidas para facilitar el acceso al crédito y la actuación de Prat Gay en el mercado de cambio. El ministro de Economía quiere un dólar más alto.
Las diferencias entre ambos funcionarios trascienden incluso lo estrictamente profesional. Una alta fuente del Palacio de Hacienda confió a Página/12 que, entre sus íntimos, Lavagna se queja de actitudes de Prat Gay. “Estoy cansado de que sea tan soberbio. Se cree que es el único que sabe sobre el tema financiero”, suele repetir.
Las críticas del ministro de Economía a las autoridades del Central por el tipo de cambio ya son un clásico. A mediados de la semana pasada, Lavagna recibió a un grupo de economistas afines a su posición, quienes coincidieron en requerir un dólar más alto que asegure la competitividad de la economía y potencie el consumo interno. Desde ese encuentro, realizado el martes pasado, el dólar pasó de 2,86 a 2,91 pesos.
En el Palacio de Hacienda piensan que el Central podría comprar más de los 30 millones de dólares diarios que adquiere ahora. Y que esa mayor demanda ayudaría a subir la cotización de la moneda estadounidense. Los funcionarios desestiman que esa emisión de pesos adicional, necesaria para comprar los billetes verdes en el mercado, implique una mayor presión inflacionaria. Por el contrario, creen que la inyección de moneda le daría mayor empuje a la economía. En el equipo económico se quejan de la escasa predisposición mostrada por Prat Gay para mantener al dólar en un nivel más elevado. A principios de año, el dólar se ubicaba en 3,40 pesos. El hecho de que bajara a la banda 2,85/2,90 no tuvo su correlato en una caída de los precios. Esta es una realidad que muestran los lavagnistas para defender su postura.
Las divergencias entre Lavagna y Prat Gay exceden lo teórico y ya tuvieron impacto en los hechos. Ocurrió con la comisión mixta que debe poner en práctica la reestructuración del sistema financiero por el auxilio financiero que recibieron las entidades en medio de la corrida. Como los funcionarios mantienen desacuerdos sobre el mecanismo, la comisión todavía no pudo empezar a funcionar.
La situación en el mercado crediticio aparece como otro de los segmentos en los que existen tironeos. Para Lavagna, el Banco Central se mueve muy lentamente para cambiar normas que traban la cesión de créditos. La aspiración del ministro es que exista un rápido despegue de los préstamos a las pymes, ya que esa movida acentuaría la recuperación de la economía. En cambio, en el Palacio de Hacienda se muestran contentos con la evolución de los créditos al público minorista. Según las fuentes, en el último mes se notó una reactivación importante de las líneas destinadas al consumo personal, tendencia en la cual se incluyen los bancos públicos. El Banco Nación, por ejemplo, ya colocó 220 millones de pesos, entre 33 mil individuos, de una línea original de 500 millones.
A diferencia de lo ocurrido con Mario Blejer y Aldo Pignanelli, a quienes la presión del ministro los dejó fuera de juego, esta vez Lavagna aparece más cuidadoso. Sabe que Prat Gay tiene el respaldo de Néstor Kirchner. Y que el ex hombre del JP Morgan cuenta con el apoyo de los bancos. Es por ese motivo que, al menos por ahora, las diferencias permanecen disimuladas. Pero lo cierto es que las controversias existen.