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Junto a funcionarios de distintas áreas del gobierno nacional, los empresarios textiles trabajaron ayer en la primera de las dos jornadas para diseñar un “plan nacional para la generación de empleo como resultado de la reconversión del complejo agroindustrial textil”. Con esta iniciativa los fabricantes de telas y prendas de vestir intentan demostrar que su único desvelo no es un tipo de cambio aún más alto.
Según aseguran los empresarios textiles nucleados en la fundación Pro Tejer, la industria podría generar 450 mil puestos de trabajo en los próximos cinco años, simplemente manteniendo algunas condiciones favorables, como el paraguas de un dólar lo suficientemente alto como para frenar la competencia importadora.
En parte, esos nuevos puestos de trabajo podrían ser cubiertos a través del sistema de becas que el sector instrumenta gracias a un acuerdo con las universidades para paliar la actual escasez de técnicos, resultado de los 500 mil puestos de trabajo que sufrió la actividad en los últimos años. Según se comprometieron los empresarios, los egresados de ingeniería textil tendrán empleo garantizado, aunque a través del precario régimen de pasantías.
Según conversaron ayer en Pilar con el propio secretario de Industria, Alberto Dumont, los representantes textiles también quieren reformular la producción de estadísticas del rubro. A su juicio, éstas deberían medir, por ejemplo, no sólo cuánto se importa sino a cuántas horas hombre equivalen esas importaciones. O de qué modo se puede “simplificar” el blanqueo de muchos pequeños productores que hoy trabajan íntegramente en la ilegalidad.