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Las cerealeras liquidaron la semana pasada 455,3 millones de dólares y en lo que va del año la cifra trepa a 2066 millones de dólares, según informó ayer la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara). El monto refleja una caída de 38,5 por ciento respecto de los 741 millones de la semana previa. De este modo, en lo que va del año sigue disminuyendo el aporte de dólares del campo, lo que suma una presión adicional al tipo de cambio.

El 16 de diciembre el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Pray-Gay, anunció la liberación del “cepo” y prometió que las cerealeras liquidarían 6000 millones de dólares en tres semanas. “Tenemos un acuerdo con todo el sector de empresas cerealeras que se han comprometido, a partir de mañana, a liquidar 400 millones de dólares por día durante las próximas tres semanas. Para que se entienda bien, esto implica un flujo de 2000 millones de dólares por semana y compara con niveles de menos de 100 millones de dólares por semana en las últimas semanas. A esto me refería yo cuando decía “les va a sorprender la oferta mucho más que la demanda”. Porque acá hay una oferta de divisas que está contenida y que ahora vuelve a ponerse en juego y a ponerse en práctica”, aseguró el funcionario. Sin embargo, la realidad estuvo lejos del relato oficial.

En los primeros días posteriores al anuncio, la liquidación fue de 481 millones de dólares, en la semana corta, previa a la Navidad, se sumaron 756,2 millones más y en la previa del año nuevo otros 752,3 millones. De este modo, en las últimas tres semanas de 2015 el aporte fue de 1989,6 millones. En enero la situación fue la siguiente: en la primera semana se liquidaron 870,2 millones, en la segunda 741,1 y la semana pasada otros 455,3 millones, totalizando 2066 millones. De este modo, en seis semanas liquidaron unos 4000 mil millones, pese a que la promesa de Prat-Gay había sido que iban a desembolsar 6000 en tres semanas, a un ritmo semanal de 2000 millones.

Entre las causas del incumplimiento empresario figuran la estabilidad que alcanzó el dólar en torno a los 13,90 pesos, lo que hizo que los exportadores ralentizaran sus ventas presionando de ese modo para que el Gobierno convalidara una mayor depreciación del peso, aunque, también impactó con fuerza la baja en los precios internacionales de los commodities que no se detiene desde al menos el 2011, en medio de un descenso notorio en la demanda por la retracción del consumo familiar en los países centrales.