Sábado, 7 de mayo de 2016 | Hoy
ECONOMíA › REPORTAJE A CARLOS LINARES, INTENDENTE DE COMODORO RIVADAVIA
Por Federico Kucher
“Después del crecimiento fabuloso de los últimos años, los trabajadores de Comodoro Rivadavia no están dispuestos a volver a la precarización y el desempleo de los noventa”. Lo dijo Carlos Linares, el intendente de Comodoro, en donde se realizó ayer una movilización de más de 50 mil personas en defensa de las fuentes de trabajo, amenazadas por las políticas del gobierno nacional. En diálogo con Página/12, Linares explicó que las operadoras petroleras frenaron la producción por falta de pagos de subsidios nacionales, lo que afectó no sólo a la actividad petrolera sino a todos los rubros encadenados, desde los establecimientos metalmecánicos hasta los comercios de ventas minoristas. Aseguró que los despidos se multiplicaron en los últimos meses en todos los sectores por el freno de las tareas en los pozos de hidrocarburos y que si las operadoras no vuelven a poner en marcha la producción, los sindicatos están dispuestos a iniciar un paro por tiempo indeterminado.
–¿Cuál es la reacción de la ciudad ante la crisis petrolera?
–Hoy (por ayer) se realizó una movilización en Comodoro en la que participaron entre 50 y 60 mil personas. Estuvo presente todo el arco sindical. Trabajadores de la construcción, de la rama metalúrgica, de camioneros y, por supuesto, del petróleo. El principal problema es que las operadoras petroleras, Pan American Energy, YPF, Tecpetrol, entre otras, paralizaron la producción porque argumentan que el Gobierno nacional no les gira los subsidios correspondientes a la exportación del crudo comprometidos hace meses. Esto provocó un parate total en Comodoro que, con 300 mil habitantes, vive a partir del negocio del petróleo y de las actividades encadenadas. Sólo en el rubro de hidrocarburos, sumando despidos, jubilaciones y retiros voluntarios, el recorte de personal ascendió a más de 1500 personas. Las empresas están operando con apenas el 10 por ciento de los equipos perforadores que tienen.
–¿Qué pasa con el resto de los sectores productivos?
–En el resto de las actividades también se empezaron a observar tensiones notables. Uno de los ejemplos simbólicos es el cierre de Rectificaciones Rivadavia (reparación de motores), una empresa que llevaba más de 40 años operando. También ocurre que los trabajadores aceptan recortes salariales para evitar la quiebra de los establecimientos y conservar las fuentes de empleo. Un caso concreto, que es de estos últimos días, es el del personal de la empresa que hace las bombas para la extracción del crudo: aceptaron rebajas del 20 por ciento del sueldo para no quedar en la calle. A esto se suma que la obra pública se encuentra frenada, con lo que se potenciaron los despidos en la construcción. La cadena de pagos se encuentra quebrada, es un círculo vicioso.
–¿Cuál es la respuesta del gobierno nacional?
–Dicen que hay un compromiso de pago, pero hasta ahora no hubo novedades. Si la ola de despidos continúa, va a haber un paro por tiempo indeterminado. La principal consigna de la movilización es el rechazo a las políticas de ajuste del Gobierno. Después de la devaluación y la suba de la tasa de interés al 38 por ciento, hay que ser mago para encontrar un empresario que ponga plata para producir. Los trabajadores ya sufrieron las consecuencias de la especulación en el 2001 y en los noventa. Pero fueron aprendiendo y no van a aceptar ser la variable de ajuste. La gente está muy concientizada para conservar sus puestos de trabajo. En la convertibilidad había tres mil empleados petroleros en Comodoro y hoy llegan a 30 mil las personas ligadas al sector. El crecimiento fue espectacular en los últimos años y todas estas personas consiguieron trabajo sindicalizado. No están en la precariedad ni mucho menos. Entonces, hoy es muy difícil volver para atrás. Se les va a hacer muy, pero muy difícil, si quieren aplastar los logros de los últimos años.
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