La facturación de los supermercados creció en el primer trimestre un 27,1 por ciento en términos nominales en relación al mismo período de 2015, lo que supone una caída de las ventas medidas en cantidades de alrededor del 7 por ciento, teniendo en cuenta que la inflación fue de al menos 35 por ciento. En los grandes centros de compra el resultado fue todavía peor. La facturación avanzó un 24,6 por ciento, que representa una merma real de unos 10 puntos porcentuales.

Según el Indec, los supermercados registraron ventas en los primeros tres meses por 65 mil millones de pesos, un avance interanual del 27,1 por ciento. En marzo el desempeño fue más flojo, con un crecimiento de la facturación del 25,4 por ciento. Si esos comercios vendieran exactamente lo mismo de un año a otro, el incremento de la facturación sería equivalente a la inflación. Por eso se considera que una suba de las ventas por encima de la inflación registrada indica un aumento real de las ventas y viceversa. El promedio de inflación del IPC-Congreso dio en abril una suba anual de la inflación del 35 por ciento, con lo cual la baja de las ventas medidas en cantidad resulta de aproximadamente el 7 por ciento en el trimestre y del 10 por ciento en marzo.

El propio director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Carlos Vasco Martínez, calculó que el consumo cayó 8 por ciento en las grandes cadenas de supermercados durante marzo. Según el directivo, las mayores mermas de ventas se anotaron en el sector de bienes durables, como la electrónica, línea blanca y textil.

Según los datos oficiales, en los centros de compra las ventas alcanzaron los 10 mil millones de pesos en los primeros tres meses, un avance nominal del 24,6 por ciento en la comparación anual, mientras que en marzo la facturación fue de 3787 millones, el 23,3 por ciento más que en el mismo mes del año pasado. En términos reales, se trata de caídas de aproximadamente 9 y 12 puntos, respectivamente.

Según CAME, en el primer trimestre la caída de las ventas minoristas en las pymes fue del 4,2 por ciento. El peor resultado fue para electrodomésticos y electrónica, con una merma interanual del 10,2 por ciento frente a 2015. “Se explica más por una restricción concreta de bolsillo que por expectativas negativas”, dijeron desde la entidad. En la misma línea, la Cámara de Comercio (CAC) detectó recientemente un total de 403 locales sin actividad comercial en las zonas de mayor movimiento de la Ciudad de Buenos Aires. Eso representa una suba del 8 por ciento frente a comienzos del año y del 15,1 por ciento en relación al año pasado. Especialistas en consumo remarcan que se produjo un crecimiento de las segundas marcas, comportamiento usual ante el deterioro de los ingresos.