ECONOMíA › EL MINISTRO PREVE UN DOLAR A 3,80 EN EL AÑO... 2034
El país soñado por Lavagna
Por Maximiliano Montenegro
¡Atención! Roberto Lavagna pronostica un dólar a 3,80... para el año 2034. La incertidumbre que rodea a semejante apuesta, admiten en el equipo económico, es considerable, porque nadie garantiza que para entonces el ministro continúe en su cargo. Este es uno de los “supuestos macroeconómicos” incluidos en la propuesta oficial a los acreedores. Otro es que durante los próximos 30 años la inflación tenderá al 3 por ciento anual. Otra de las hipótesis es que en dos décadas la Argentina tendría un PBI equiparable al de Brasil en la actualidad. Pero el más audaz de todos los supuestos es que la Argentina se comportará como una “economía normal”, muy similar a los países desarrollados, y no como durante toda su historia.
Pese a que Lavagna insiste en público que mantiene el pronóstico de crecimiento del 5,5 por ciento para este año, en la propuesta a los acreedores dice que la economía se expandirá un 6,9 por ciento. De otro modo: para el ministro la crisis energética no haría mella este año en la recuperación del nivel de actividad. A partir del 2005, en cambio, entraría en juego el nuevo contexto internacional: suba de la tasa de interés, desaceleración de China y de la economía mundial, baja del precio de los commodities de exportaciones. Así, el año próximo la tasa de crecimiento se desaceleraría hasta el 3,9 por ciento, y en el 2006 sería sólo 2,9 por ciento. Después, en los siguientes 28 años, la torta se agrandaría a un promedio del 3 por ciento anual.
Aunque no está dicho, el escenario base contempla dificultades para Brasil (que deberá refinanciar su monumental deuda) en un futuro cercano, pero nada siquiera comparable al desbarajuste que provocaría en la región un default del socio mayor.
Pero además, presupone ciclos de auge de 3 a 4 años y de recesión de 1,5 año. En los “picos” la economía podría crecer al 5 por ciento, y en los “valles” contraerse al 1 por ciento. En otras palabras: se reconoce que, detrás de la tasa de crecimiento promedio explicitada en el documento oficial, existirían lógicamente períodos de expansión y de recesión. Nótese, al respecto, que el 2006 –el último año de la administración Kirchner– podría perfectamente coincidir con un “ciclo recesivo”.
Es de destacar también que los “ciclos económicos” imaginados por los técnicos de Lavagna son “suaves”, mucho más parecidos a lo que ocurre en los países desarrollados que lo que muestra la historia de la Argentina, donde las fases de expansión y de caída siempre fueron más pronunciadas. Si bien la convertibilidad exacerbó ese fenómeno (salto del 8 por ciento en el ’93, caída del 6 por ciento en el ’95; recuperación del 9 por ciento en el ’97, derrumbe del 10 por ciento en el 2002), los llamados modelos de “stop and go” sirven para describir con fidelidad las crisis argentinas del último siglo.
Otros puntos sobresalientes de las proyecciones elaboradas en Economía son los siguientes:
u El dólar se mantendría por debajo de los 3 pesos hasta... el 2009. Recién en el 2014 escalaría hasta 3,14, diez años después a 3,43 y dentro de 30 años a 3,80. Desde perspectiva, habría que apostar al peso por un buen rato.
u El tipo de cambio real (descontada la inflación) caería muy levemente (del 1,89 actual al 1,80 en el 2007 y 1,77 en el 2034). Es decir que el dólar sería siempre, como mínimo, un 70 u 80 por ciento más alto que durante la convertibilidad. Esta es una de las claves del modelo soñado por Lavagna: la vigencia de un tipo de cambio real alto que garantice la competitividad de la producción local.
u Como en el esquema oficial el dólar nominal permanecerá asombrosamente domado, tal objetivo se lograría gracias a una inflación declinante, tendiente a un 3 por ciento anual.
u Si todo saliera de maravillas, como augura el modelo, en 20 años el producto en dólares alcanzaría unos 440.000 millones, acercándose al PBI brasileño en la actualidad.
“No podemos hacer una propuesta a los acreedores que incluya un escenario de crisis en el medio. Es ridículo”, se atajan en el Ministerio de Economía.