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Tosco, amor y revolución
Por Luis Bruschtein
Es mucho lo que se escribió del legendario referente del Cordobazo y seguramente se escribirá más todavía. Pero un hombre se describe mejor a sí mismo en sus cartas de amor. “Susana linda: saluda a tu compañera y al viejo. Yo nunca te olvidaré, pero si tú quieres, tu vida es tuya. Lo que jamás olvidaré es que no estás arrepentida de haberme conocido. Nunca abandonarás mi corazón y tú sabes hacerlo”, escribe Agustín Tosco desde la cárcel de Rawson a su compañera Susana Funes en 1969. “Si supieras la alegría, el orgullo y la preocupación por lo que te pasaría cuando fuiste a poner aquello. Cuando después me preguntaste: ‘Y a mí, ¿qué me toca hacer?’. Y cuando trabajaste tanto en la elaboración de las últimas cosas. No era ya solamente lo del principio, ideas, lecturas, comentarios. Era la práctica de todo eso. Era el riesgo común y compartido... Y trabajaba contigo por nuestros ideales y ellos me impulsaron a jugarme entero...”
Tosco está preso en la cárcel de Rawson tras la rebelión popular del Cordobazo y la carta es sacada a hurtadillas por un abogado. Es una carta larga en la que hace muchas disquisiciones políticas y envía mensajes a sus compañeros de Luz y Fuerza y a otros luchadores, pero es como si sólo le estuviera hablando a su enamorada. Susana Funes también era delegada del sindicato cordobés de Luz y Fuerza y había llegado a formar parte de su conducción. Tosco estaba casado y tenía dos hijos. La relación con Susana Funes fue fulminante y determinó su separación. Y al mismo tiempo, la situación política se desencadenaba rápidamente. Crece la rebelión popular contra la dictadura; la figura de Tosco excede el marco de los obreros lucifuercistas y se proyecta a todo el gremialismo de la provincia y rápidamente se extiende a todo el país, junto a la figura de Raymundo Ongaro, el dirigente de los gráficos. Tosco encabezaba la CGT combativa de Córdoba y Ongaro la CGT de los Argentinos, desde Buenos Aires. Habían surgido las organizaciones armadas y se aproximaba el Cordobazo. En ese contexto comenzó la relación de los enamorados.
Desde la cárcel, Tosco, el hombre austero, consecuente, el dirigente honrado y combativo escribe la angustia de su amor en la distancia: “¿Alguna vez has creído que si te pasa algo yo no haré lo imposible por ti? ¿Alguna vez has pensado que si estás enferma me apartaría de tu lado? ¿Alguna vez has pensado que si te atacan no te defenderé? ¿Alguna vez has pensado que si alguien te corteja no defenderé lo que amo? ¿Alguna vez has pensado que si estoy amargado, derrotado o enfermo, no serás vos mi máximo consuelo? ¿Y no sabés que, si soy de sentimientos fuertes, si peleo sin descanso por tantas cosas en la vida, si soporto todo tipo de represiones, si estoy dispuesto a seguir pase lo que pase, si en el fondo soy así, con muchos defectos también por cierto, no lucharé hasta las últimas consecuencias para conservar lo que quiero tan profundamente?”
Comparte su celda con Ongaro, a quien en las cartas ha bautizado como el Pastor. En Rawson, Santucho le propone participar en la fuga que estaban preparando los prisioneros de ERP, FAR y Montoneros, pero él prefiere no hacerlo, entiende que su puesto de lucha no pasa por allí. En otras cartas se enfurece con las críticas del Sitrac-Sitram a la CGT combativa de Córdoba, pero también critica a Atilio López, su compañero desde el peronismo, por la forma como responde a esos dirigentes. En las cartas da pistas de su intención de conformar desde la izquierda un gran frente con sectores radicales y peronistas para derrotar a la dictadura militar.
“¡Todos adelante! –les escribe a sus compañeros a través de Susana– ¡Siempre adelante! ¡Trabajando y luchando! Con perseverancia, con fe, con firmeza, con alegría combatiente. Conformamos un ideal indestructible, un compromiso militante, una misión de vida... Debes participar en todo. Tengo plena confianza en tu espíritu de lucha y en tu comprensión del proceso.”
Esas cartas fueron escritas hace más de treinta años por uno de los protagonistas más importantes de aquella época y quizás ahora muchos no le encuentren demasiado sentido. Encontrarles sentido a esas cartas es también empezar a encontrarles sentido a aquellos años.