ECONOMíA › EL GASTO DE LOS HOGARES POBRES
Para comer y beber
Cerca del 50 por ciento del gasto de los hogares más pobres se destinó, durante el primer semestre de 2004, al consumo de Alimentos y bebidas. Previsiblemente, en todos los demás rubros, con la excepción de los cigarrillos, por el impacto de la suba de precios, los hogares de menores ingresos consumieron una proporción relativa menor que el resto de la sociedad, especialmente en Salud, Educación y Esparcimiento. El dato más relevante es que los precios de los consumos de los hogares con menores ingresos crecieron menos que el nivel general.
Los datos difundidos ayer por el Indec describen la distribución del gasto por quintiles de ingresos, donde el primer quintil corresponde al 20 por ciento de la población con menores recursos. La distribución porcentual fue construida en base a las variaciones del Indice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires (IPC-GBA), mientras que la distribución de cantidades físicas entre quintiles corresponde a la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares de los años 1996/97, lo que obliga a un considerable reparo sobre las conclusiones de la muestra.
Pero más allá de los resultados que incluso podrían obtenerse a priori, como que efectivamente quienes pertenecen al quintil más pobre destinan una mayor porción de sus ingresos a la satisfacción de las necesidades más elementales, la información del Indec muestra que los precios de los consumos del primer quintil crecieron, en la primera mitad del año, 0,4 puntos menos que el nivel general, 2,9 contra 3,3. La explicación es que la efectiva recuperación del consumo, y por lo tanto de la demanda, se produjo en los sectores de la población de niveles medios altos y altos. Concretamente sólo los precios en los quintiles 4 (+3,4) y 5 (+3,6) superaron al nivel general del IPC.