ECONOMíA
Dos adscriptos al ala más dura del neoliberalismo se llevaron el Nobel
Uno noruego, otro estadounidense, ambos se desempeñan en universidades norteamericanas y muy próximos al pensamiento del poder financiero de ese país. Kydland y Prescott se inscriben en la llamada Nueva Macroeconomía Clásica, entre las más radicales del neoliberalismo.
Por Claudio Scaletta
Dos economistas que enseñan en universidades de Estados Unidos, uno de origen noruego, Finn Kydland, y otro estadounidense, Edward Prescott, recibirán el Premio a las Ciencias Económicas del Banco Nacional de Suecia a la memoria de Alfred Nobel 2004, el galardón conocido como Nobel de Economía y que es acompañado por 10 millones de coronas suecas, alrededor de 1,4 millón de dólares. Según el comunicado de la Academia sueca, los economistas fueron premiados “por sus contribuciones a la dinámica macroeconómica: la consistencia del tiempo en la política macroeconómica y las fuerzas que regulan los ciclos económicos”. Ambos trabajan en la corriente conocida como Nueva Macroeconomía Clásica, una de las líneas más recalcitrantes de la corriente neoclásica.
Para muchos críticos, la llamada corriente principal (mainstream) de la economía ha degenerado en una rama de la matemática aplicada. Las visiones más radicales la asimilan a una de las formas de la ideología. Muchas veces estas dos definiciones engloban, la primera de ellas, a los economistas académicos; la segunda, a los economistas profesionales. Desde que comenzó a otorgarse en 1969 el Premio del Banco Nacional de Suecia, instaurado para conmemorar el tricentenario de esta entidad y para reforzar el carácter “científico” de la ciencia económica, siempre fue entregado a especialistas que trabajaban dentro del mainstream. En este sentido actuó también como validador de las modas del momento. En la época de auge del monetarismo, fue premiado el padre de esta corriente, Milton Friedman.
Cuando la pobreza generada por los regímenes neoliberales en la periferia fue una desprolijidad difícil de ocultar, el premiado fue el indio Amartya Sen, quien en sus escritos hizo centro en esta problemática. Cuando la credibilidad de los organismos financieros internacionales comenzaba a cuestionarse en muchos países, se premió a uno de sus críticos oficiales, Joseph Stiglitz. El premio a Kydland y Prescott, probablemente deba leerse en la misma línea. Sus trabajos, como toda teoría económica, deben interpretarse no sólo en función de su capacidad explicativa, sino también de sus recomendaciones de política.
Las consejos de los nuevos galardonados se inscriben en la corriente postkeynesiana denominada Nueva Macroeconomía Clásica, cuyo eje es la teoría de las expectativas racionales. De sus recomendaciones se desprende, por ejemplo, que es mejor tener bancos centrales independientes, esto es más en línea con los poderes financieros locales e internacionales que con el poder político local, siempre dispuesto a políticas monetarias inflacionarias en pos de objetivos de corto plazo. Esta recomendación contribuye plenamente a lo que se espera recomiende el mainstream de la ciencia.
En su intento por explicar los ciclos económicos, la Nueva Macroeconomía Clásica se presenta como una síntesis frente al keynesianismo y el monetarismo, pero en el camino restaura todos los postulados de la teoría neoclásica prekeynesiana, como la tendencia automática al pleno empleo, la neutralidad del dinero y, en especial, la supuesta inutilidad de la política económica y la intervención del Estado en la economía.
Como podría esperarse de un neoclásico puro, Prescott se graduó primero en matemáticas en 1962 en el Swarthmore College. Su doctorado en Economía lo obtuvo en 1967 en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg. Actualmente trabaja en el departamento de investigación de la Reserva Federal de Minneapolis y en el Departamento de Economía de la Escuela de Negocios de la Universidad Estatal de Arizona. Entre 1980 y 1998 fue profesor de la Universidad de Minnesota y luego, entre 1998 y 1999, de la Universidad de Chicago.
Kydland estudió en la Escuela Noruega de Economía y Administración, donde se graduó en 1968 y luego se doctoró en Estados Unidos, también en Carnegie Mellon, donde actualmente enseña en su Escuela de Negocios. Es además profesor en la Universidad de California, en Santa Barbara.Pertenece al consejo editorial de la revista Macroeconomic Dynamic, cuyos ejes son las críticas a las políticas monetaria y fiscal, la economía del trabajo y los ciclos económicos.
Los premios Nobel serán entregados en Estocolmo el próximo 10 de diciembre, día del aniversario de la muerte de Alfred Nobel, quien donó el fondo del cual todos los años surgen las 10 millones de coronas para cada disciplina. La única excepción es el “Nobel de Economía”, cuyo monto es aportado por el Banco Nacional de Suecia. El inventor de la dinamita no consideró a la economía entre las ciencias que era necesario estimular. Kydland y Prescott se repartirán el premio en partes iguales.