ECONOMíA › EL PRESIDENTE DE COREA FIRMA CONVENIOS ECONOMICOS CON ARGENTINA
Espejo doloroso del país que no fue
A principios de los años ’70 Corea y Argentina eran dos economías de industrialización incipiente. Hoy Corea más que cuadruplica el producto argentino y posee algunas de las empresas más grandes del mundo.
Ayer arribó al país el presidente de Corea del Sur Roh Moo-Hyun. De su comitiva forman parte representantes de algunas de las principales empresas del mundo en su rubro, como Hyundai, Daewo y Samsung. El principal objetivo de su agenda es la profundización de las relaciones comerciales bilaterales y el otorgamiento de un préstamo simbólico por 30 millones de dólares para financiar operaciones de comercio exterior. En el orden económico Corea puede resultar un espejo en el que resulte doloroso contemplarse.
Algunos analistas sostienen que el estrechamiento de relaciones comerciales de los países de América del Sur con las potencias asiáticas, que de eso se tratan las visitas de los presidentes de las repúblicas de Corea y Popular China, es una consecuencia del descuido de Estados Unidos sobre su tradicional patio trasero. Es probable que la potencia del Norte, enfrascada en su lucha fundamentalista contra el enemigo inasible, el terrorismo que le permite consolidar su presencia en remotas regiones del globo, sólo mire de soslayo al lejano Cono Sur. Existe también otra realidad que los países asiáticos no desconocen. Sudamérica es el principal exportador mundial de alimentos y el reservorio de abundantes recursos minerales y energéticos. Además, tras décadas de desindustrialización, la economía argentina es hoy más compatible con las del Este asiático que con Estados Unidos. Muchas de las exportaciones de este último país compiten con las argentinas.
Por su parte, los llamados Tigres del sudeste asiático, que lograron superar sus dificultades financieras sin abortar sus procesos de industrialización acelerada, saben que el cultivo de los vínculos con la región representan una garantía para el abastecimiento de los insumos que sus economías demandan.
Aunque para los exportadores argentinos estos acuerdos pueden resultar promisorios, detrás de las nuevas relaciones existe un sendero de desarrollo cuyo reconocimiento puede resultar doloroso para los observadores locales. A diferencia de las cíclopeas proporciones del gigante chino, la economía coreana y la argentina resultan más fácilmente comparables. La cantidad de habitantes es similar. La nación asiática supera hoy a la Argentina en unos 10 millones de habitantes. A principios de los ‘70 el PIB per cápita argentino era casi 5 veces superior. Hoy la relación es la inversa, el producto coreano es más de 4 veces superior. Un dato a tener en cuenta es que la superficie de la República de Corea es 28 veces menor a la de Argentina. Como se ve, no hace falta compararse con Suiza o Japón para concluir que la posesión de recursos naturales está lejos de ser una condición indispensable para el desarrollo.
Al principios de los ‘70, a pesar de sus contradicciones, Argentina era un país que estaba industrializándose. Hoy la nación industrializada es Corea, que ocupa el lugar número 11 en el ranking de las principales economías del mundo.
La balanza comercial bilateral es un fiel reflejo de esta realidad. Argentina exporta básicamente derivados de la soja, maíz e hidrocarburos e importa automóviles, textiles, equipos electrónicos y electrodomésticos. Está claro que los 480 millones de dólares que se vendieron a la república asiática en 2003 están por debajo de la potencialidad de este mercado. También que el crédito por 30 millones de dólares que el Banco de Exportación e Importación de Corea otorgará al sector privado argentino para financiar operaciones de comercio exterior, tiene sólo un carácter simbólico.
Roh tiene agendado para hoy reunirse con el presidente Néstor Kirch-
ner en la Casa de Gobierno. Se prevé que ambos mandatarios firmarán 13 convenios en materia económica, comercial, educativa y tecnológica. El crédito de 30 millones de dólares para financiar la importación de bienes y servicios coreanos se otorgará a través de un convenio entre el Eximbank de Corea y el Banco Nación.