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La pulseada con Shell se define en el precio del gasoil importado

Obtenida la ley que desgrava la importación de gasoil, ahora el propósito del Gobierno es conseguir que ingrese a un precio no mayor al que se comercializa el combustible producido en la Argentina. Shell apostó a que no es posible y quedó enfrentada con Kirchner.

 Por Raúl Dellatorre

Con la ley de desgravación en la mano, la Secretaría de Energía deberá ingeniárselas ahora para lograr que en un plazo perentorio las petroleras y comercializadoras de combustibles implementen la importación del gasoil a tiempo para atender la demanda extra para la cosecha gruesa y, además, lo hagan a un precio no superior al vigente en el mercado interno. La ecuación no es fácil, pero se espera una generosa “colaboración” de las petroleras no boicoteadas –Repsol-YPF y Petrobras– para que importen el combustible no a precios de mercado, sino más barato a través de operaciones intrafirma: es decir, suministrado por sus propias filiales en otros países.
En tiempo record, y como solamente ocurre cuando la premura oficial así lo requiere, las dos cámaras del Congreso votaron y convirtieron en ley el proyecto de exención del impuesto a la transferencia de combustibles y del impuesto especial al gasoil a las importaciones de este último producto, con vigencia por cuatro meses y hasta un volumen de 500 mil metros cúbicos. El bache en la oferta interna se genera entre marzo y junio, período durante el cual crece la demanda del campo para mover la maquinaria agrícola y transportar los granos de la cosecha gruesa. Las medidas para facilitar la importación, como es fácil observar, están llegando con cierto atraso.
La urgencia en traer el gasoil importado le sirvió de argumento al oficialismo para eludir la imposición de trámites licitatorios para adjudicar el cupo de importación desgravada. En lugar de ello, se acordó que se les diera prioridad a las mismas empresas que importaron el año pasado el combustible para acceder a los cupos de este año. La obligación asumida por el Ejecutivo ante el Congreso es informar cada quince días la forma en que se va distribuyendo dicho cupo.
El punto más controvertido es el precio al que ingresará el gasoil importado. El precio en surtidor del combustible que hoy ofrecen Repsol-YPF y Petrobras está en el orden de 1,42 peso por litro, contra 1,48 peso del ofrecido en las estaciones Shell y Esso. En algunas zonas del interior, el gasoil mayorista ya se está vendiendo a 1,60 peso el litro, por la urgencia de algunos compradores para empezar las tareas de recolección y la escasez del producto en esos puntos geográficos.
Las estimaciones sobre el valor al que se podría importar el gasoil difieren. Mientras que la Subsecretaría de Combustibles asegura que podría ingresar a un precio de 1,20 a 1,30 peso por litro puesto en puerto de Buenos Aires, fuentes de la industria petrolera y de las entidades rurales señalan que, de acuerdo con las cotizaciones internacionales actuales, el gasoil no podría ingresar a menos de 1,70 peso: casi un 20 por ciento más caro que el valor del gasoil nacional.
Con la suba de esta semana, el valor del gasoil en el mercado de Nueva York alcanzó a 1,59 dólar por galón, es decir 42 centavos de dólar por litro. Agregándole un 15 por ciento de flete y el IVA que debe pagar el combustible para su venta en el mercado interno, al cambio actual resultaría un precio final de 1,71 peso puesto en Buenos Aires.
Sin embargo, en la Secretaría de Energía confían en que el combustible ingrese a un precio menor. La clave está en el aporte que realice la venezolana Pdvsa y en las operaciones intrafirma que puedan concretar Repsol-YPF y Petrobras, por ejemplo, trayendo productos desde Brasil a un precio inferior al de mercado que se compensaría más adelante con exportaciones, por ejemplo, de naftas. La ecuación, así, cerraría para las empresas y sus respectivas filiales y le resolvería al gobierno nacional a su favor la pulseada que mantiene con Shell y Esso.
Uno de los argumentos que esgrimió la petrolera angloholandesa para subir los valores en surtidor fue, justamente, que la inminente escasez de gasoil y la necesidad de importarlo a un valor más caro hacía aconsejable “subir ahora el precio, de modo de ir preparando al mercado”, en palabras de su presidente, Juan José Aranguren. En base a una suerte de alianza con la competencia, ahora el Gobierno confía en torcerle el brazo a ese aumento.

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Los aumentos que aplicaron Shell y Esso llevaron el precio del gasoil a 1,48 peso por litro.
 
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