ECONOMíA › RUMORES SOBRE VARIOS BANCOS INVADIERON LA CITY
Jugar a todos contra todos
En un clima de histeria, la banca extranjera se tira con todo entre sus propios miembros. El Banco Central informó fuertes restricciones a su política de asistencia.
Por Claudio Zlotnik
En medio de la dura pelea que los banqueros mantienen con el Gobierno por el Plan Bonex II y el levantamiento del corralito, una ola de rumores invadió la city. Las versiones daban cuenta de inminentes cierres de algunos de los principales bancos extranjeros. Los españoles SantanderRío, el BBVA Banco Francés y el BankBoston estuvieron en el centro de las versiones interesadas. Consultados por Página/12, desde los bancos involucrados desmintieron en forma rotunda que estuviesen por cerrar las puertas. Y ligaron el fenómeno al retraso que sufrió el acuerdo para lanzar el nuevo Plan Bonex y a una supuesta “campaña” comandada por otras entidades. Según apuntaron fuentes de distintas entidades financieras, la mira está puesta en el Citibank y en la Banca Nazionale del Lavoro.
En este contexto, el Banco Central tomó una medida clave: restringió el otorgamiento de auxilio financiero a los bancos. Y si bien la norma “A” 3603 no lo expresa en forma explícita, un alto funcionario del BCRA señaló a este diario que la política de asistencia “privilegiará a los bancos públicos y nacionales”. La fuente añadió que los extranjeros tendrán que traer dólares frescos desde sus casas matrices como condición para que el Central colabore con ellos. Y advirtió que si las entidades se niegan “habrá más casos como el Scotiabank”, en referencia al banco canadiense que se negó a recapitalizar la entidad y fue suspendido por el BC.
En el Central no quieren precisar el monto de auxilio que estarán dispuestos a otorgar. Se remiten a comentar que, a diferencia de lo ocurrido durante la Convertibilidad –cuando sólo se podía ayudar con las reservas excedentes–, ahora no habría limitaciones legales para ponerle un techo al auxilio. El problema es que los pases, adelantos y redescuentos se cubren con emisión monetaria y, tal como definieron en el BC, “si emitimos todo lo que los bancos necesiten después de la apertura del corralito caeremos en hiperinflación”.
En la nueva norma sobre la política de redescuentos se establecen más restricciones para la cesión de esos préstamos. Además de mantener una tasa de interés alta para evitar maniobras especulativas de los bancos, éstos tendrán que firmar una declaración jurada revelando el destino que le dará al dinero, entre otras exigencias. Al mismo tiempo, los bancos que reclamen más del 50 por ciento de su patrimonio en ayuda financiera serán sometidos a la revisión de un “comité de crisis” y el Directorio resolverá directamente sobre la suerte del banco.
En total, el Central otorgó redescuentos por 16 mil millones de pesos, de los cuales unos 6 mil millones se dieron en lo que va del año. Es en este escenario que surgen los rumores sobre inminentes desinversiones de las entidades extranjeras. Desde el Central se entusiasman con que en las próximas semanas habrá “una fuerte señal” de los principales grupos extranjeros de quedarse en la Argentina. En los bancos, no obstante, afirman que ninguna decisión de alto calibre se tomará antes de que el Gobierno rubrique el acuerdo con el Fondo. Y condicionan a Roberto Lavagna para que el Plan Bonex II y el levantamiento del corralito se realice a gusto de los financistas. Al respecto, durante las reuniones técnicas que ayer se desarrollaron en Economía se habría consensuado que una eventual compensación a los bancos por la eliminación del CER se definiría más adelante, aunque todavía no existe un acuerdo sobre las garantías que pondrán los privados en el nuevo Bonex.
Pero mientras funcionarios y banqueros continúan con su pelea, algunos financistas creen estar conviviendo con el enemigo. Hubo quienes creyeron ver que la BNL habría lanzado rumores sobre el Francés. Otros sospecharon que fue el propio Manuel Sacerdote, quien amenazó con que el BankBoston dejaría la Argentina en caso de que no se cumplieran con sus exigencias, quien, sin quererlo, promovió las versiones contra su propio banco. Másallá de las especulaciones, anoche, los banqueros temían que tanto desborde termine por perjudicarlos a todos.