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Los libros de historia relatan que la primera exportación de productos manufacturados en la Argentina se realizó hace 418 años. Más precisamente el 2 de septiembre de 1587. El cargamento incluía lienzos, mantas, sombreros, vasijas y orfebrería que habían sido fabricados en la provincia de Tucumán. La fecha les sirvió a los industriales para conmemorar “su” día. Ayer fueron los festejos. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, aprovechó la ocasión para resaltar el éxito del actual modelo. “La creación de empleo fabril en los últimos dos años y medio fue la más alta desde 1973”, destacó el funcionario.
Tomada y Miguel Peirano, secretario de Industria, participaron del acto que organizó la Confederación de la Mediana Empresa (CAME) en la escuela Otto Krause. Durante el encuentro, los empresarios reivindicaron el actual tipo de cambio competitivo y el hecho de que el Gobierno tome medidas para preservarlos de los productos que se importan desde China y Brasil.
Tomada destacó que el sector industrial “es generador de empleo digno y decente”. El Indice de Obreros Ocupados (IOO) que elabora el Indec para el sector manufacturero aumentó un 22 por ciento desde su peor registro, en el año 2002. Aún se encuentra un 15 por ciento debajo del nivel previo al ciclo recesivo que comenzó en 1998. “La reindustrialización es una de las políticas centrales de este gobierno. El trabajo es un factor de desarrollo y no una consecuencia casual de una política más o menos acertada”, concluyó Tomada.
Peirano trajo un recuerdo de épocas no tan lejanas: “Los días de la industria en los ’90 que se repetían año tras año en medio de un desprecio profundo por los empresarios”. A los dirigentes se les escapó una sonrisa cómplice. “Hemos recuperado el protagonismo del Estado como mecanismo de inducción del crecimiento económico”, añadió el funcionario en su discurso.
En Salta, la Unión Industrial realizaba su propio acto, anoche, también con la presencia del secretario de Industria.
El clima de distensión reinante durante el encuentro en el Otto Krause fue en parte quebrado por la crítica de algunos grupos de pequeños empresarios nucleados en Apyme. En una declaración convocó a “poner fin al actual modelo de dólar alto y piloto automático”. De acuerdo con la visión de los más chicos, en la actualidad existe “una fenomenal transferencia de ingresos desde las pymes, sectores medios y trabajadores hacia los grandes empresarios que controlan los resortes económicos”.