Los casi 6200 millones de dólares exportados en los primeros dos meses del año no configuran un escenario extraordinariamente favorable, pero al menos le dan margen a la conducción económica para cumplir con la optimista proyección de llegar a vender 45 mil millones de dólares en el año. Con dificultades en el rubro carnes, con las exportaciones suspendidas por 180 días, los demás rubros primarios o manufacturados con bajo nivel de elaboración harían el aporte para cubrir el bache. La factura externa de las oleaginosas y sus derivados (aceites y harinas) crece con el impulso simultáneo de las cantidades vendidas y los precios internacionales. En hidrocarburos y combustibles, la clave del mayor ingreso de divisas es el aumento de los precios del petróleo. Entre los industriales, sólo los siderúrgicos y las automotrices se destacan con valores importantes en exportación.

Las ventas externas sin precedentes para un primer bimestre tienen, sin embargo, su lado negativo: la excesiva dependencia de los bienes primarios. El principal sector exportador del bimestre fue la soja, que con sus derivados (harina, poroto, aceite y pellets de su extracción) sumó 1241 millones de dólares (20 por ciento del total). El segundo, en valor, fue el de petróleo crudo y gas (640 millones). Maíz y trigo aportaron otros 365 millones. En conjunto, estos tres grandes rubros representaron el 36 por ciento de las ventas externas. Sin contar otros rubros primarios (frutas, otras oleaginosas) o que figuran como manufacturas de origen agropecuario (aceites, leche en polvo) pero con escasa elaboración.

Las fuertes compras de China de porotos de soja, o las de harinas y pellets de la misma oleaginosa por la Unión Europea, incrementaron de forma significativa las exportaciones globales, tanto por su aporte en volumen como porque pagaron precios mejores a los obtenidos un año atrás. El aceite de soja tuvo como principal destino a India, Argelia y Túnez, aunque en este caso con precios decrecientes. Estados Unidos, España y Brasil fueron demandantes significativos de fuel oil, mientras que el último se destacó además en la compra de naftas (para elaboración en sus plantas petroquímicas).

Los primeros dos rubros industriales que aparecen con cifras importantes entre las exportaciones automóviles (para transporte de mercancías y de personas) y siderúrgica (tubos y perfiles sin costura, y laminados planos), con ventas por 202 y 123 millones, respectivamente. En el caso de los automotores, el dinamismo obedece al intercambio intrafirma entre filiales, con Brasil como principal destino. La industria automotriz brasileña es el origen de los productos cuyas importaciones más crecieron en Argentina en el mismo período.

La tendencia ascendente del intercambio comercial se mantiene con similares características a las evidenciadas hasta el año pasado: fuerte crecimiento de las exportaciones y las importaciones a la vez, pero con una proporción más importante en las últimas. Es así que las ventas al exterior del primer bimestre fueron 15 por ciento superiores a las de igual período de 2005, mientras que las importaciones aumentaron el 23 por ciento. El saldo de la balanza comercial sigue siendo favorable, aunque ya empieza a decaer: 1542 millones este año contra 1606 millones de los primeros dos meses de 2005.

Por ahora, tanto los precios como las cantidades exportadas se mueven en favor de alcanzar la cifra de 45 mil millones de dólares proyectada por la ministra de Economía esta semana en el Alvear Palace, con Julio Werthein como anfitrión. Habrá que ver cómo evolucionan dichas variables a partir de abril, inicio de los seis meses fuertes de exportaciones de granos. Sin el aporte de la industria frigorífica, que en el primer bimestre facturó al exterior 172 millones de dólares en carnes bovinas, en los despachos oficiales todavía creen posible alcanzar la meta.