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Esta semana, el ministro Roberto Lavagna viajará a Estados Unidos para intentar apurar las negociaciones con el Fondo Monetario. A su favor cuenta con el contagio de la crisis a toda la región, que pone en duda todas las políticas propiciadas por Washington en la última década. En el frente local, sin embargo, Lavagna deberá seguir librando una batalla con los bancos extranjeros, que siguen rechazando el plan bonos optativo para el corralito, y en cambio presionan por una solución más drástica, como un canje compulsivo. Sobre éstos y otros temas, dialogó ayer con Página/12 el ministro de Economía.
–La pasada fue la primera semana del plan bonos optativo. Hubo poco interés por parte de los ahorristas de canjear sus depósitos. Y todo parece indicar que los bancos extranjeros están presionando nuevamente para que el canje sea compulsivo. ¿Hay alguna posibilidad de esto?
–No... no, no. Mire, es un tema absolutamente terminado. Todos los bancos están trabajando en un instructivo común. Estamos trabajando ABA (bancos extranjeros), Abappra (bancos nacionales y públicos), y el Ministerio de Economía para imprimir un instructivo común de miles de ejemplares para explicar cómo son las opciones a la gente. Este es un tema absolutamente terminado. La situación fue normal para los primeros cuatro días. Todo los bancos están empezando a entender, primero internamente y después volcándolo a sus clientes, cómo es la cuestión. Están empezando las campañas de telemarketing. Es un tema terminado.
–¿Es decir que son estos 30 días para ejercer la opción para los bonos y sino se mantiene el mismo esquema de devolución de depósitos reprogramados?
–Como estaba previsto en el decreto 905. Sin ninguna modificación.
–¿Incluso si una porción muy chica de los depositantes acepta los bonos? En el propio Banco Central hablan de que a lo sumo un 10 por ciento de los depositantes aceptaría los bonos...
–No, usted plantea hipótesis que se plantearon durante toda la semana en distintos medios. Se dijo que no había entusiasmo, que era un fracaso. ¿Pero qué entusiasmo puede tener la gente? Acá no puede haber ningún entusiasmo. Todos estamos reconociendo que estamos haciendo pérdidas. Lo que se trata es de hacer esas pérdidas lo menores posibles, lo más racionales y lo más equitativas posibles. Punto. Para mí, es un tema terminado.
–¿Economía va a seguir insistiendo con la política de que cada banco negocie con sus depositantes la devolución de los depósitos?
–No voy a hablar más. Curiosamente, usted me está preguntando sobre esto. Ni La Nación ni Clarín me hicieron una sola pregunta sobre este tema.
–Justamente por eso le pregunto.
–Si me la hubieran hecho, les hubiese respondido lo mismo que a usted. Este tema está fuera de radar, fuera de agenda. La gente ya tiene las opciones. A trabajar, que es lo que hay que hacer de ahora en más.
–¿Qué tema está terminado, el corralito?
–Se terminó, punto. Están las circulares aprobadas, están todas las opciones para la gente, el bono compensador (para los bancos). Ya está todo reglamentado. Punto.
–¿No va a haber nuevas compensaciones para los bancos, que reclaman se los compense por la eliminación del CER y por los amparos?
–En este momento es (decreto) 905 y punto. Nada más.
–Me imagino que le puedo hacer una pregunta sobre cómo ve usted que un banco como el Ciudad anticipe la devolución de depósitos.
–Usted me la puede hacer. Pero yo no le voy a contestar ninguna pregunta sobre este tema. Porque para nosotros está fuera de agenda.
–¿Cuál es hoy el principal tema en su agenda?
–El tema principal en la agenda es seguir avanzando con la negociación con el Fondo. Y, tal como hice esta semana, que estuve dos veces reunidocon sectores de la producción, temas que tienen que ver con empujar un proceso de reactivación a partir de haber sentado las bases mínimas de una política económica. Para eso hay que terminar con el estrangulamiento financiero, al cual todavía, lamentablemente, estamos sometidos.
–¿No cree que el tema de los bancos sigue siendo para la gente un gran interrogante, que no dio por saldada la cuestión, que todavía sigue reclamando sus depósitos?
–Los instrumentos están ahí. Esto es lo que se puede hacer. Creo que mejoramos notablemente las alternativas que había antes, dentro de las limitaciones que existen. Esto es evidente, para qué seguir revolviendo lo que ya sabemos. Había soluciones de otra naturaleza, pedidas por otros, algunas incluso ensayadas desde el propio gobierno. Nosotros creemos que esta opción es mucho mejor.
–Usted dice que cada sector hizo su pérdida. ¿Está planteando que los bancos no reclamen más compensaciones, ni que los ahorristas reclamen más porque no se los va a dar?
–Montenegro, este tema para mí está fuera de agenda.
–Volviendo a los temas de la agenda. ¿Cómo se explica que el acuerdo con el Fondo Monetario esté hace tantos meses al tope de la agenda, mientras el FMI sigue imponiendo cada vez nuevas metas?
–Yo no puedo contestar por un período en el que yo he estado negociando con el Fondo. Durante ese período, no han aparecido sorpresas. La misión negociadora que vino estos 10 días planteó exactamente los temas que habían acordado con (Anne) Krueger (la número dos del Fondo): el tema fiscal, política monetaria, estructura del sistema financiero. No se apartaron hasta este momento un centímetro de eso.
–¿El Gobierno ya cumplió en cada uno de esos temas?
–El Gobierno tiene su posición, su programa presentado. Hay cosas que todavía están en definición, y se le explicó al Fondo que están en definición.
–¿Cuáles?
–Las que tienen que ver con la estructura del sistema financiero.
–¿Qué significa que están en definición?
–Que nosotros mismos tenemos que terminar de organizar esta cuestión. En materia de política fiscal y monetaria, las cosas están más definidas porque se trabajó prioritariamente en eso. Pero la estructura del sistema financiero todavía requiere una definición adicional.
–¿Qué significa: cuántos bancos van a quedar, qué tipo de servicios van a brindar?
–Qué tipo de servicios, qué tipo de funciones van a tener, qué tipo de productividad bancaria uno aspira, cómo va a ser el proceso de transición.
–Cuando se habla de productividad, uno enseguida piensa menos bancos y menos empleados bancarios. ¿Va a ser un sistema con menos bancos?
–Está en análisis, como le dije.
–¿Cuál es el plazo para cerrar el acuerdo con el Fondo, teniendo en cuenta que el FMI actuó rápidamente en las últimas semanas para asistir a Brasil y Uruguay? ¿El viaje que usted emprende esta semana a Estados Unidos es la culminación de la negociación?
–Yo ya expliqué que el proceso iba a consistir en: una misión negociadora, un viaje del equipo argentino que casi seguramente me iba a incluir, y una misión de cierre en la Argentina. Eso que planteé hace 30 días sigue vigente.
–O sea que éste es el segundo paso. El cierre se va a dar en la Argentina, no se va a dar ahora en Washington.
–Así es, no va a haber cierre en este momento. El cierre va a ser en la Argentina, tal como se diseñó originalmente la estrategia.
–El fantasma de la hiperinflación sigue estando latente, en especial, si no se acuerda con el Fondo.
–La tasa de inflación de los últimos dos meses ha sido claramente inferior a los de los meses precedentes. Pero no trabajo bajo una hipótesis de que no se acuerde con el dólar.
–La inflación depende del nivel del dólar, y esto a su vez depende de si van a seguir vendiendo reservas del Banco Central o no...
–La venta de reservas en mayo fue claramente inferior a la de los meses anteriores, y en junio fue menor a mayo. Es decir que hay un proceso de convergencia.
–¿Son conscientes de que el dólar no se debe escapar: no les da lo mismo un dólar a 3,70, que un dólar a 5?
–Por supuesto que no. Porque, como usted dice, el dólar tiene un efecto sobre la formación de precios. Y además porque tiene ya un valor que incluye una cuota de incertidumbre muy alta. A medida de que despejemos incertidumbres ese plus de cotización debería ir desapareciendo.
–¿La idea es que no se puede hacer sólo política monetaria y fiscal sin intervenir en el mercado cambiario?
–Hemos seguido un curso de acción que al Fondo le ha parecido bien.
–El Fondo exige que no vendan más reservas. Y quiere un “ancla monetaria”, recortando la emisión monetaria y los redescuentos a los bancos. Para el FMI, el dólar después se acomodaría sólo. ¿Usted cree que hay que seguir vendiendo reservas?
–Nosotros estamos haciendo una política integral. Por el momento estamos interviniendo con un curso que, como le dije antes, es convergente. Esto significa menor intervención en relación con los meses precedentes.
–¿No va a haber un cambio en esta política?
–No va a haber un cambio en esta política.
–¿Usted declaró que está de acuerdo con la recomposición salarial de 100 pesos para el sector privado?
–Efectivamente, me parece de un enorme progreso social que esta idea de la recomposición del poder adquisitivo alimentario –así me lo presentaron– venga directamente de los sectores sociales y no del Gobierno. Después al Gobierno le tocará tomar alguna medida legal.
–La recomposición parece exigua teniendo en cuenta que se pronostica para el año una inflación del 80 a 100 por ciento.
–¿Qué quiere que le conteste?...
–Lo que usted crea...
–Más que preguntarme, me hace de abogado del diablo... y sí, todos quisiéramos más, está claro. Sería estupendo.
–¿En la negociación con el Fondo Monetario se barajó un pronóstico de inflación anual del 80 al 100 por ciento?
–No le voy a dar cifras, justamente porque estamos negociando.