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El Gobierno se prepara para anunciar un incremento de tarifas de los servicios públicos privatizados. El secretario de Energía, Alieto Guadagni, apeló ayer a un ejemplo muy singular para justificar esa suba. Dijo que él concurre “todas las tardes” a tomar café al bar La Biela, de Recoleta, y allí “aumentaron el precio del café un 70 por ciento”, a pesar de que las tarifas de los servicios esenciales no se movieron. “Hay sectores que pueden absorber una suba de las tarifas porque ya ajustaron sus precios. Que yo sepa, a La Biela las tarifas no le aumentaron”, completó el funcionario, de costumbres muy elegantes.
Las privatizadas vienen ejerciendo una fuerte presión para lograr una actualización de tarifas. El vicepresidente de Pérez Companc y titular de la Asociación Empresaria Argentina, Oscar Vicente, dijo confiar en que “la próxima semana haya novedades en el tema tarifas”. Después de seis meses de congelamiento, las empresas sólo están esperando la resolución del Gobierno para “sincerar” las tarifas.
Las empresas eléctricas y las distribuidoras de gas aplicarían subas escalonadas, poco significativas para los usuarios residenciales de bajo consumo, del orden del 2 por ciento como máximo, hasta ajustes del 10 por ciento para grandes usuarios comerciales e industriales. En el caso del agua, la compañía mantendría inalteradas las tarifas, pero quedará liberada de inversiones previstas en el contrato de concesión. El cuadro más indefinido es el de las empresas telefónicas.
Guadagni se pronunció a favor de los incrementos. Dijo que “es importante que se respete una realidad social porque hay gente que no puede pagar ningún aumento, pero hay sectores que pueden absorber un ajuste de precios porque ellos mismos han ajustado”. Y allí se refirió al caso de La Biela y al complejo de cines Village Recoleta, adonde debe concurrir después de tomarse el cafecito de la tarde. Por otra parte, el frustrado ministro de Economía de Duhalde dijo que “defiendo la aplicación de retenciones en momentos en que hay una suba de precios de un 300 por ciento, pero no se pueden defender las retenciones a largo plazo”.