Las importaciones de energía durante los primeros cinco meses del año aumentaron 19,8 por ciento en cantidades respecto del mismo período del año anterior, según un informe privado difundido ayer. El alza se originó fundamentalmente por las mayores compras de gas natural y carburantes en general (excluidas naftas y gasoil) que treparon 9,8 y 52,3 por ciento, respectivamente. Esos dos rubros representaron el 83,1 por ciento del volumen importado. Las compras de nafta y gasoil también tuvieron un fuerte incremento (126,3 y 57,6 por ciento), pero partiendo de un piso muy bajo. En dólares, la suba del total de energía importada fue de apenas 3,8 por ciento, pasando de 590 a 612 millones de dólares. El aumento de las importaciones muestra las dificultades para hacer frente a la creciente demanda. Pese a ello, el ministro de Planificación, Julio De Vido, aseguró ayer que realizar una campaña solicitando que se ahorre energía es “faltarle el respeto a la gente”.

El informe elaborado por la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales destaca que el aumento de las importaciones provocó la primera reducción en el saldo positivo del sector desde 2002. En los primeros cinco meses del año el saldo se redujo de 2528 a 2093 millones de dólares (17,2 por ciento). Las mayores compras de nafta en el exterior evidencian la falta de capacidad en las refinerías. Mientras que las compras de gasoil se originan principalmente por el permiso que se les otorgó a las petroleras para importar sin impuestos. “Para el presente año, se ha calculado que el costo de las importaciones de combustibles líquidos para paliar la falta de gas en las centrales eléctricas y de gasoil en el campo trepará a una suma superior a los 600 millones de dólares, con el correspondiente impacto en el superávit fiscal, sin contar el impacto de las importaciones de gas de Bolivia”, destaca el informe.

En la actualidad, el 19,5 por ciento de las importaciones de energía proviene de Paraguay, por la electricidad generada en la represa Yacyretá. Estados Unidos aporta el 14,3 por las compras de combustibles y carburantes para las centrales eléctricas. En tercer lugar figura Bolivia, con un 12,6 por ciento por las compras de gas. De Australia llega el 8,8 por ciento del total por la importación de combustibles líquidos. Mientras que el 9,3 por ciento proveniente del resto del continente corresponde en gran medida a las compras de fueloil realizadas en Venezuela. Estos cinco orígenes abarcan cerca del 74 por ciento del total.

De Vido sostuvo ayer que están trabajando para solucionar la crisis energética, pero se negó a predecir cuándo se pondrá fin a las restricciones. “No hacemos futurología”, afirmó al anunciar la aprobación de un crédito de 300 millones de dólares para la construcción de una nueva línea de alta tensión para transportar la energía que producirá la represa de Yacyretá.

Cuando lo consultaron sobre la posibilidad de realizar una campaña de difusión en los medios de comunicación para solicitarle ahorro de energía a la población, el ministro sostuvo que “es obvio que hay que hacer un consumo racional en toda oportunidad, pero de ahí a hacer una campaña publicitaria densa, costosa y pesada es faltarle el respeto a la gente”. “Siempre he apelado al consumo racional de la energía, creo que aunque la energía sobrara hay que ser racional para el consumo. He sido criticado por pedir esto, pero creo que el pueblo argentino es maduro y sabe mejor que nadie cuál es la situación”, agregó.

De Vido ratificó además que se está ejecutando un plan global de inversiones para repotenciar el sistema energético nacional de 50.000 millones de pesos y anticipó que el 15 de agosto se realizará el montaje primario de la central nuclear Atucha II, donde asistirá el presidente Néstor Kirchner.