ECONOMíA › LOS BANCOS DE ESTADOS UNIDOS, EUROPA, JAPON Y AUSTRALIA ACTUARON JUNTOS

Cuatro fantásticos unidos contra la crisis

En un nuevo día convulsionado en los mercados financieros, los bancos centrales de las principales potencias volcaron miles de millones de dólares y euros para frenar la caída. En dos días, aportaron el equivalente al PIB argentino. Acá el dólar subió.

 Por Claudio Zlotnik

En una nueva jornada muy complicada en los mercados financieros, los principales bancos centrales del mundo llevaron a cabo una multimillonaria intervención coordinada con el objetivo de amortiguar la caída bursátil. El Banco Central Europeo inyectó 61.050 millones de euros, a los que se sumaron 24.000 millones de dólares por parte de la Reserva Federal (banco central estadounidense). También actuaron los bancos centrales de Japón y Australia. En los últimos dos días, la inyección de fondos fue por una suma equivalente al Producto Bruto de la Argentina. La extraordinaria operación le puso un límite al derrape en Wall Street y América latina, pero no pudo hacer lo mismo en Europa y Asia. Hay versiones de que Estados Unidos bajaría la tasa de interés la semana próxima. En la Argentina cayeron las acciones y los bonos, y el dólar subió otro centavo, a 3,18 pesos.

La acción simultánea de los principales bancos centrales da una dimensión de la fuerte preocupación que existe en los gobiernos de Estados Unidos, Europa y Asia a una rápida ramificación del problema crediticio que se inició en Wall Street, pero que ya afectó a importantes fondos de inversión de bancos europeos. La intervención simultánea de Estados Unidos y Europa en los mercados como prestamistas de última instancia se había dado por última vez en septiembre de 2001, apenas después del atentado contra las Torres Gemelas. Incluso, en esta oportunidad, Europa ya inyectó una suma superior a la de aquel momento: en dos días se contabilizaron 156.000 millones de euros contra los 100.000 millones de hace seis años.

La intervención del BCE y la FED llevó algo de tranquilidad a los operadores. Wall Street, que a media jornada perdía 1,5 por ciento, cerró con un signo negativo de apenas el 0,2 por ciento. En las bolsas latinoamericanas, el índice MerVal de Buenos Aires cedió 1,65 por ciento, el Ivobespa de San Pablo perdió el 1,5 y México, el 1,6 por ciento. La peor parte ocurrió en Europa y Asia. La Bolsa de Londres bajó 3,7 por ciento, Madrid cayó el 3,6, y París, el 3,1.

Los bonos de la deuda argentina volvieron a caer. El peor fue el Discount en dólares, con una baja del 3,2 por ciento, mientras que la versión en pesos lo hizo en un 1,9 por ciento. El cupón atado al crecimiento perdió 2,4 por ciento. A su vez, la fuerte demanda de dólares hizo que la cotización del billete verde escalara otro centavo, a 3,18 pesos. La tendencia alcista está incentivando la compra de dólares por parte del público minorista. Las casas de cambio y los bancos están colocando entre tres y cuatro veces más de billetes que hace un mes, cuando había calma financiera y el tipo de cambio se encontraba clavado en 3,10. Como sucedió en jornadas anteriores, el Banco Central habilitó un alza del dólar con tal de mantener lo más baja posible la tasa de interés. El “call” operó ayer en 8,5 por ciento anual.

La aparición en escena de los bancos centrales fue decisiva para ponerle un freno al derrape bursátil. La FED, incluso, emitió un comunicado asegurando que volcará al mercado tantas reservas “como sea necesario”, con tal de evitar una depreciación acelerada de los activos financieros, que pueda derivar en una crisis económica. En las últimas dos jornadas, entre la FED y el BCE inyectaron en conjunto unos 275.000 millones de dólares. Esa señal contundente intenta llevar tranquilidad a los inversores y consumidores a ambos lados del Atlántico. Aunque su prestigio ha desaparecido, el FMI agregó que la situación es “controlable”.

A los banqueros centrales no se les escapó que la crisis en los mercados se aceleró cuando el BNP Paribas, el banco más grande de Francia, anunció el congelamiento de tres de sus fondos de inversión. Bear Stearns, un banco de inversión de Wall Street, había decretado su propio corralito una semana antes. El salvataje oficial intenta evitar más casos como aquéllos, y también está dirigido a sanear las carteras de los bancos más comprometidos con la adquisición de cartera irregular. La morosidad en los créditos hipotecarios de segunda categoría (subprimes) se encuentra en el 13,8 por ciento del total, contra el 2 por ciento de las líneas para la vivienda de primera línea.

Ante esta realidad, la comisión reguladora del mercado de valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) investigará a los bancos para saber si ocultaron pérdidas en sus últimos balances. Firmas de primer orden, como Goldman Sachs y Merrill Lynch, están en la lista. El gran temor de los gobiernos centrales radica en que esta crisis bursátil se contagie al sistema financiero, lo cual significaría un duro golpe para la economía global. Si bien esta movida es de mayores proporciones, la jugada de los bancos centrales intenta desarticular cualquier posibilidad de crisis sistémicas. En 1998, Alan Greenspan logró hacerlo cuando diseñó un salvataje luego de la caída del Long Term Capital. También hubo calma después de las intervenciones de 2001. Ahora, el final está abierto.

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La cotización del dólar escaló un centavo. La demanda minorista crece cada vez más rápido.
 
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