Ni siquiera hubo debate. El oficialismo de la Cámara de Diputados logró reunir trabajosamente el quórum necesario para reabrir la sesión e imponer su criterio con holgada mayoría. Con 126 votos a favor y sólo 3 en contra, el kirchnerismo dio media sanción a la prórroga por un año –el sexto consecutivo– a la Ley de Emergencia Económica instalada por Eduardo Duhalde en plena crisis de 2002. La norma facultará a la presidenta Cristina Fernández a manejar la renegociación de los contratos con las empresas privatizadas y el pago de la deuda externa. La oposición intentó bloquear su tratamiento con fuertes cuestionamientos al manejo parlamentario “irregular” del Frente para la Victoria para incluir la prórroga en el temario de ayer, pero fracasó y se retiró del recinto. El Senado intentará convertirla hoy en ley, si logra sortear la compleja situación legal que envuelve la iniciativa (ver aparte).

La prórroga de la emergencia económica hasta el 31 de diciembre de 2008 incluye la renegociación de contratos de obras y servicios públicos, el estado de emergencia sanitaria, alimentaria y social, y la continuidad de los programas Jefas y Jefes de Hogar. Una prórroga que toda la oposición consideró injustificada tras cuatro años de bonanza económica.

En las últimas 48 horas, el kirchnerismo trabajó afanosamente para garantizar la presencia en el recinto de su propia tropa para aprobar la Emergencia, que el Ejecutivo quiere convertir en ley antes de la asunción de Cristina Fernández. El oficialismo logró el quórum necesario con la jura de tres nuevos diputados (dos por Corrientes y uno por Salta); cuatros radicales K y dos diputados del Paufe. Uno de los correntinos, Ramón Vera, fue diputado por un día: asumió por el renunciante Gustavo Cantero, que sólo tenía mandato hasta el próximo lunes.

La oposición intentó evitar su tratamiento. Cuestionó que la Cámara haya ingresado un proyecto propio, con un dictamen de comisión “realizado de madrugada”, igual al que el Ejecutivo envió al Senado. Una objeción que la Cámara alta deberá sortear hoy, cuando defina cuál de los dos proyectos intentará convertir en ley. “Estamos ante un caso gravísimo de violación de reglamento, que puede traer aparejadas nulidades insalvables respecto de un proyecto que puede tener para el Gobierno consecuencias contrarias al interés del Estado nacional”, bramó el radical Fernando Chironi.

Pero la bancada kirchnerista zanjó las diferencias apresurando la votación sin debate alguno. Incluso, el jefe del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, frenó a su propio compañero Carlos Snopek, quien iba a ser el encargado de defender la iniciativa oficialista.

Los bloques opositores abandonaron sus bancas. En el Salón de los Pasos Perdidos dijeron ante los periodistas lo que pretendieron proclamar sin suerte en el recinto. “La prometida etapa institucional de Cristina comenzó con una ley ingresada por la ventana”, sostuvo el arista disidente Eduardo Macaluse. “No hay emergencia económica, sino discrecionalidad para manejar los contratos de los servicios públicos”, agregó.

“El Ejecutivo busca la sanción ficta de la renegociación de los contratos con las privatizadas, lo que habilita una vigencia automática sin el control del Congreso”, dijo el diputado Claudio Lozano. También apuntó que la ley “le permite a la nueva presidenta renegociar la deuda con los bonistas que no ingresaron en el canje”.

El lavagnista Jorge Sarghini insistió en que “no se puede extender la emergencia después de cinco años de crecimiento económico, para una presidenta que siempre se negó a votar esta ley”. El macrista Luis Galvalisi se quejó por la falta de debate: “Después vienen y nos mienten, como el jefe de Gabinete, cuando dijo que el Congreso no era una escribanía del Gobierno”.