Ayer a la madrugada entraron en vigencia las nuevas tarifas para el transporte público del área metropolitana. Los aumentos en los boletos del colectivo, subterráneos, premetro y trenes oscilan entre el 13 y 29 por ciento. Si bien el 1 de enero es por razones obvias uno de los días con menor cantidad de usuarios, el aumento de las tarifas fue recibido con sorpresa por muchos de los pasajeros de la madrugada porteña. “Chofer, qué pasa, ya puse y no me da el boleto”, dijo una señora, entre dormida y ofuscada a las siete de la mañana al subirse en el barrio porteño de Caballito al colectivo 132. La respuesta, que parecía ya automatizada y un poco molesta, fue inmediata, “aumentó señora, ahora sale 90 centavos”.

A diferencia del resto del país, donde las tarifas han aumentado en los últimos años, el valor pasaje en el área metropolitana estuvo congelado durante siete años. En estos años, el Gobierno evitó aumentar las tarifas otorgando subsidios a las empresas de transporte, gasoil a precios preferenciales y flexibilizando el programa de renovación de las unidades. Se estima que el monto total de los subsidios de 2007 ascendió a 2700 millones de pesos, superando en más del 300 por ciento lo registrado en 2003. El ex presidente Kirchner comentó en una entrevista televisiva que las tarifas “subieron en todo el país, es decir que todo el interior está subsidiando a la Capital Federal y a algún sector de la provincia de Buenos Aires”.

El boleto mínimo para las líneas que transitan en Capital y el Gran Buenos Aires registró un aumento del 20 por ciento y pasó de 75 a 90 centavos. Además se ampliaron los trayectos que se pueden efectuar con la tarifa más baja, desde ayer los viajes de hasta 6 km también cuestan 90 centavos. En los trenes, las subas dependen de cada ramal y sección, pero en la mayoría de los casos son de 15 centavos, aunque algunos trayectos como Constitución-La Plata pasó de 1,50 a 1,85 peso. El premetro aumentó un 33 por ciento y ahora cuesta 60 centavos. El cospel de subte pasó de 70 a 90 centavos, y muchos usuarios previsores salieron a comprar gran cantidad de subtepass antes de los aumentos para ahorrar y para revenderlos a 80 centavos. Desde algunos blogs en Internet recomendaban no utilizar la subtecard sino invertir en subtepass, ya que con la tarjeta perderían con cada viaje 22,2 por ciento del dinero cargado.

En varios foros y sitios de noticias en Internet la entrada en vigencia de los aumentos fue recibida con humor, indignación. Mientras que algunos se preguntaban “cuánto costará viajar en la locomotora fantasma”, otros comentaban sus expectativas para que “el servicio mejore en la misma proporción” la calidad y frecuencia para que “dejemos de viajar como ganado”. Por su parte, el defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, sostuvo hace algunos días la necesidad de “establecer cuáles van a ser las mejoras que se van a ofrecer como contraprestación” de los aumentos. Algunos se preguntan también cómo va a reflejar los aumentos el controversial índice de precios al consumidor, en el que trenes, colectivos y subterráneos representan el 5 por ciento del total.

Los argumentos utilizados por el gobierno para explicar el incremento en las tarifas fueron varios. El anuncio oficial, hecho a principios de diciembre, afirma que los incrementos del salario real y la caída de los índices de desocupación “permitirán que parte del déficit de cobertura de los costos de explotación de los servicios de transporte urbano y suburbano sea atendido mediante la reestructuración de sus niveles tarifarios”. Por su parte, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, sostuvo que la medida significará para el Estado un ahorro en subsidios de alrededor de 600 millones de pesos por año. Además, desde el Gobierno sostienen que las nuevas tarifas seguirán siendo más baratas que la media nacional. Las mismas son provisorias y están sujetas al proceso de renegociación de los contratos de concesión que tendrá lugar en abril.